La vía judicial se cruza a cada paso

Madrid

Que un problema político se abordara solo desde la vía judicial sabíamos que iba a tener sus consecuencias. Abandonada la política para resolver la crisis de Catalunya, Mariano Rajoy lo fio todo a los tribunales y allí se perdió el control para encontrar una posible solución. No había diálogo, pero la justicia seguía su procedimiento, y a cada paso de la justicia se hacía más complicado el diálogo.

Ahora que la vía política se ha activado, con la llegada al gobierno de Pedro Sánchez, y el inicio del diálogo con el gobierno catalán, la vía judicial se cruza a cada paso y el cruce de hoy no es pequeño. La justicia alemana solo va a entregar a Carles Puigdemont por el delito de malversación y no por el de rebelión, como solicitaba el juez Llarena, y por el que están encarcelados el resto de políticos catalanes. Si Puigdemont vuelve a España solo podrá ser juzgado por un delito que de comprobarse tendría una condena muy inferior a la que pueden recibir sus excompañeros por el delito de rebelión.

Se complica pues la vía judicial para el juez Llarena al tiempo que se despeja la vía del diálogo con la reunión, hoy, por ejemplo, entre los vicepresidentes de los gobiernos central y catalán. Esperemos que todos los concernidos entiendan lo de la separación de poderes y la política siga avanzando al margen de lo que diga la justicia.

Justicia que hoy recibe otra vez el recado desde el exterior de que lo del delito de rebelión no lo ve. Por ello aquí siguen encarcelados unos cuantos políticos en prisión preventiva, a pesar incluso, de que algunos de ellos han abandonado la política. Quizá Alemania se exceda entrando en el fondo de la cuestión a la hora de tomar su decisión, quizás el juez Llarena se exceda con el mantenimiento en prisión de los acusados. La actual coyuntura política está ayudando a desinflamar el conflicto, y la justicia no debería ser ajena a la coyuntura.