Sensación de pausa
Josep Ramoneda analiza el clima tras la reunión Sánchez-Torra, se pregunta por la distinta valoración de las víctimas y comenta la marcha de Cristiano Ronaldo del Madrid
Barcelona
El día después del encuentro Sánchez-Torra se confirma que lo que buscaban todos era ganar tiempo. Y ni siquiera las reacciones de los más airados de cada bando han perturbado la sensación de pausa. Con el PP entretenido en los desencuentros internos, Puigdemont en fase de eclipse y los procesos judiciales en momento decisivo, el ruido ha sido más bien escaso, previsible y localizado.
Conversación con el profesor de la Universidad de Coímbra, Boaventura de Sousa Santos en Barcelona. El centro izquierda, dice, siempre acaba aliándose con la derecha, mientras que la izquierda moderada se alía principalmente con el resto de la izquierda. O sea, que el PSOE está en plena transición del centro izquierda a la izquierda moderada. El portugués Antonio Costa marcó el camino.
El rescate de los niños tailandeses atrapados en una cueva ha sido un acontecimiento mundial que ha terminado con un alivio compartido. Pero una vez más se confirma que también en la desgracia hay privilegiados. ¿Por qué estos niños merecen más atención que los que a diario arriesgan su vida en el Mediterráneo? Unos nos enternecen, otros nos culpabilizan y preferimos olvidarlos. No tienen siquiera el derecho al reconocimiento.
Y en esta misma línea: cuatro mujeres han sido asesinadas por sus parejas este fin de semana. Y ya hemos pasado página. Si, por ejemplo, hubiesen sido víctimas de un atentado terrorista hoy no hablaríamos de otra cosa.
La patronal avisa: subir impuestos puede provocar el fracaso del aumento salarial. Con todos los respetos, esto suena a chantaje.
Y de pronto el traspaso de Ronaldo a la Juventus lo tapa todo. Siempre es difícil el final de las grandes estrellas. El equipo propietario siente miedo al vacío a la hora de echarlo. Y al interesado le cuesta reconocer que su tiempo se acaba. Madrid y Ronaldo lo han dejado porque ya no se aguantaban más. El club necesitaba pasar página y el jugador creer que todavía le queda otra vida deportiva. Pero este traspaso confirma lo que ya nos ha dicho el Mundial: que este año es el principio del fin de la era Messi-Ronaldo.