Hablar de lo posible y aparcar lo imposible

Madrid

La reunión del lunes que viene, entre Pedro Sánchez y Quim Torra, podría celebrarse con los políticos catalanes encarcelados en prisiones de Catalunya. El traslado de buena parte de ellos es inminente y es posible que ingresen en ellas antes del miércoles.

Es evidente que es un elemento a tener en cuenta a la hora de dibujar el contexto en el que se va a celebrar la reunión, encuentro que, ya en sí mismo, es una buena noticia. Sánchez y Torra se encontrarán en Moncloa con los presos ya cerca de casa, lo que puede rebajar algo la tensión de las últimas semanas.

El Independentismo ha visto como desaparecía el enemigo, el Partido Popular de Mariano Rajoy, y en su lugar aparecía un partido socialista cuyas primeras decisiones le alejan de la imagen de la España de la querían separarse. Por eso hemos visto cómo en los últimos días los independentistas aumentaban la gesticulación: boicot al rey en Girona y espectáculo en Washington. Tienen que seguir alimentando a los sectores más hiperventilados.

Llegar a la reunión del lunes ha sido complicado, precisamente, por eso, porque unos y otros tenían que seguir regando su caladero de votos, seguir contentando a los irreductibles de cada uno de los bandos. Ahora con el PSOE, al menos un bando, se ha relajado un poco, y el otro, aunque públicamente mantenga el incendio, va volviendo también a una cierta normalidad, al menos institucional.

Si la demagogia se quedara en la entrada de Moncloa, si en la sala solo estuvieran presentes la voluntad de entenderse, de hablar, si nadie buscara la victoria ni nadie quisiera hablar de vencedores y vencidos, si se hablara de lo posible y se aparcara lo imposible. Si todo esto pasara dentro podríamos estar contentos, aunque fuera no dudamos de la perseverancia de los discursos.

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De momento los presos políticos estarán ya en Catalunya y así nadie podrá hablar de concesiones.