Sus noticias, gracias

Pasa algo curioso con la gestión pública de la sanidad, la educación y la información. Cuanto mejor funcionen las dos primeras, mejor para el Gobierno. Cuanto peor funcione la tercera, mejor para el Gobierno. Y no será porque en este país no haya habido gobiernos empeñados en maltratar y debilitar la educación y la sanidad publicas. Pero es obvio que cuando entra un alumno en un colegio lo queremos aprobado, cuando entra un enfermo en un hospital lo queremos sano. Sin embargo cuando un ciudadano ve el telediario no lo queremos informado, lo queremos manipulado; al contrario que los otros servicios públicos, lo queremos peor de lo que entró. Y de la misma forma que a muchas cadenas les compensa incumplir las reglas y pagar una multa, al PP siempre le ha compensado la penalización del prestigio y la audiencia de RTVE a cambio de convertirla en una correa del poder.

La primer función del periodismo público es ser independiente y la segunda, demostrarlo. Cuando eso no ocurre, hay que hacer algo incómodo y necesario: protestar. Las profesionales y profesionales de RTVE preferirían estar poniendo todos sus recursos en informar. Los dos presentadores colegas dimitidos de la TVG preferirían estar pensando hoy y mañana en cómo presentar los informativos. Los periodistas de las televisiones y radios públicas españoles tiene que pelear por encontrar noticias, por poder darlas y por el derecho que tienen a hacerlo con dignidad y honestidad intelectual. La Televisión Española tiene que dejar de convertirse en un laboratorio dirigido por votantes del PP orgullosos de aparecer en los papeles de Barcenas para informar del PP y de los papeles de Barcenas, es tan fácil como eso. Y detrás, el resto de televisiones públicas.