Zuckerberg no para de pedir perdón

Pedir disculpas es un rasgo de humildad y de inteligencia cuando hay motivos para ello. Pero pedir disculpas no disculpa de asumir otras responsabilidades. El presidente de Facebook, Mark Zuckerberg, lleva dos días pidiendo disculpas ante una Comisión del Congreso estadounidense que investiga la transferencia no autorizada a una segunda empresa de millones de datos de millones de sus usuarios. No para el señor Zuckerberg de pedir perdón. Pero como explicó un senador demócrata en The Wall Street Journal de ayer, lo que ha ocurrido no es como si hubiera derramado un poquito de leche en la mesa del desayuno. Lo que ha ocurrido en Facebook no se soluciona pidiendo disculpas con cara compungida. Zuckerberg asume la responsabilidad, dice, porque es él quien manda en la compañía y porque, además, quiere seguir siendo el que manda. “Yo aprendo de los errores”, dijo en el Congreso, pero no parece que haya impresionado mucho a los diputados. Quizás porque lo más relevante en este caso no es que el dueño de Facebook aprenda de sus errores, sino que todos los usuarios de Facebook comprendan bien qué sucede con su privacidad cuando ese caballero se equivoca. Sucede, por ejemplo, que empresas especializadas en el manejo de opiniones públicas saben casi todo sobre tus gustos, tus amistades, tus lecturas, tus viajes, tus compras… “¿A usted le gustaría que se supiera con quien cenó anoche?”, le preguntó un congresista. El dueño de Facebook tardó tres segundos en contestar buscando desesperadamente una salida airosa. Finalmente optó por responder lo más sencillo: NO. Y a continuación admitió que será inevitable que se termine aprobando una regulación sobre el manejo de esos datos. Exactamente. Aprendamos todos lo que nos cuestan los errores del señor Zuckerberg.