Precariedad a pedales
Al final, en digital o analógico, con motor o a pedales, siempre pringan los mismos, y ganan también los de siempre
undefinedBea Polo
Madrid
Mario Vargas Llosa escribió hace casi cincuenta años una de sus mejores novelas, ‘Conversaciones en la catedral’, donde uno de los personajes se plantea, compungido, la pregunta de: “¿cuándo se jodió el Perú?” Me he acordado a menudo de esa frase porque es aplicable a muchas situaciones; por ejemplo, con una imagen que hace sólo un tiempo habríamos considerado tercermundista, pero que hoy pasa por ser una especie de símbolo de modernidad. Me refiero a la tribu de ciclistas mensajeros que se desparraman por las grandes ciudades con su mochila a cuestas, emulando a los típicos Rickshaws, esos carros con un conductor que tira de ellos tan propios del sudeste asiático.
00:00
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Allí nos queda –o nos quedaría– la excusa del exotismo, de considerarlo una especie de tradición, excusa barata; pero aquí no tenemos ni esa coartada. Esos chavales –y chavalas– que se mueven bajo la lluvia, con viento, haga frío o calor para transportar desde un plato de lentejas a un móvil extraviado por cuatro perras, o por dos, esos son uno de los símbolos más visibles –y lamentables– del nuevo precariado. Hacen buena, además, esa teoría de que la miseria moral no tiene clases: se puede aplicar en cualquier estrato y circunstancia, siempre que tengas a alguien por debajo de ti. Sí, porque estos modernos y vistosos sistemas de mensajería a través de aplicaciones móviles no dejan de ser un lujo “low cost”; es decir, lo que antes estaba al alcance de unos pocos ahora se extiende, pero a costa de los curritos que están bastante –o más– pringados que nosotros.
![](https://cadenaser.com/resizer/v2/WFMAOOTT6ZOE7OBDI35FLYV7YY.jpg?auth=e4dc11c375a5a8ad68a1cfe10144e39eb2a0ca23021f83947bcfa734fbc58ff5&quality=70&width=650&height=780&smart=true)
Cadena Ser
![](https://cadenaser.com/resizer/v2/WFMAOOTT6ZOE7OBDI35FLYV7YY.jpg?auth=e4dc11c375a5a8ad68a1cfe10144e39eb2a0ca23021f83947bcfa734fbc58ff5)
Cadena Ser
A mí, sinceramente, me da mucha vergüenza; no les propondré ningún boicot, ni que dejen de pedir cosas a domicilio porque sería perjudicarles aún más a ellos, pero sí al menos plantearnos alguna pregunta ¿no?: ¿En qué momento empezamos a considerar normal todo esta mandanga? ¿Era esto la globalización? ¿Es esta la economía colaborativa y la gran revolución que nos anunciaron? A mí me parece que al final, en digital o analógico, con motor o a pedales, siempre pringan los mismos, y ganan también los de siempre. Es lo que hay.