Atípico
Yo nunca he escrito una tesis, pero podría enseñar en público el original de cualquiera de mis libros en dos o tres horas
El abogado de Urdangarín ha pedido su absolución por tráfico de influencias, ya que el beneficio obtenido gracias a sus relaciones con la Casa Real debe quedar impune por atípico. A tenor de los acontecimientos de las últimas décadas, a mí me parece más bien clamorosamente típico. Pero los aficionados a la excentricidad no deben desanimarse, porque la actualidad les proporciona una oferta extensa y variada. Al perfil grisáceo, funcionarial, de Jordi Turull, se opone la imagen posmoderna y heterodoxa de Cristina Cifuentes, aunque ambos están atrapados en el mismo bucle de irrealidad. Para atípicas, sus historias, las que cuentan y las que se intuyen más allá de sus argumentos. Al PP, los modernos le están dando tan mal resultado como los candidatos al Parlament de Cataluña. Yo nunca he escrito una tesis, pero podría enseñar en público el original de cualquiera de mis libros en dos o tres horas. Los últimos los tengo todavía en el ordenador, porque me da pena borrarlos después del trabajo que me costó escribirlos. Buena parte de ese esfuerzo consistió en elaborar relatos cuya verosimilitud no pueda cuestionarse. Ese es mi oficio, y por eso, las actuaciones que he citado me divertirían mucho si no me dieran tanta pena. Vuelvo a insistir en que algún día habrá que afrontar las atipicidades específicas de la democracia española, desde la Transición hasta hoy, pero de momento me voy de vacaciones. Disfruten de la Semana Santa, aunque sólo sea porque este año, con el frío que hace, no nos sentiremos culpables por comer torrijas.