Todos hartos
Es cierto que la mitad de los catalanes está harta de los independentistas, pero la otra mitad también lo está de Rajoy, que ha
subarrendado su trabajo a los jueces del Supremo
Sigue la tragicomedia catalana, ayer protagonizada por la fallida
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investidura de Jordi Turull, operación cegada por la CUP, que negó sus
cuatros votos al candidato del bloque independentista. Eso les pasa por
jugar con quien no se debe, que ya se sabe que quien con infantes pernocta,
excrementado alborea.
Mañana, sábado, está prevista una segunda vuelta, pero antes hay que atravesar la muy dura prueba de hoy, en la que seis ex dirigentes independentistas deberán comparecer ante el juez Llarena, entre ellos el propio Turull. Anoche, además, renunciaron a su escaño las tres diputadas de Esquerra que tenían que declarar. Todo un disparate. Y sí, es cierto que la mitad de los catalanes está harta de los independentistas, de este juego inacabable, pero la otra mitad también lo está de Rajoy, que ha subarrendado su trabajo de presidente del Gobierno a los jueces del Supremo. Que nadie olvide ambas cosas.
Como tampoco el embrollo catalán va a hacer que este Ojo renuncie a contar que Bárcenas borró de sus papeles la panocha que le dio al mismo don Tancredo Rajoy. Ni a recordar que Cristina Cifuentes todavía sigue como presidenta de la Comunidad de Madrid, sin aclarar sus notables en diferido, y que Dolores Cospedal ha vociferado una insultante mamarrachada. Haga usted el favor de callarse,
que cada vez que habla sube el pan. El silencio es sabio.