El poder compartido
En España está ocurriendo lo mismo que en otros rincones del planeta: la pérdida de relevancia de los poderes tradicionales. El mundo digital actúa como catapulta de la nueva agitación.
El poder compartido
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Estudiantes, pensionistas y mujeres copan en los últimos tiempos la movilización en España. Pero ni el 15M, ni el 8M ni a los pensionistas los han movilizado ni los partidos ni los sindicatos. Es un éxito de la sociedad civil. Incluso a los partidos, se les ve incómodos en las protestas, a las que se apuntan como pueden.
En España está ocurriendo lo mismo que en otros rincones del planeta: la pérdida de relevancia de los poderes tradicionales. Los partidos políticos están en crisis y sus líderes, cuestionados. Surgen nuevos referentes apoyados en una inteligencia colectiva que auspicia estos éxitos mientras el mundo digital actúa como catapulta de la nueva agitación.
Pero en cualquier caso, las movilizaciones obedecen antes a los problemas que afectan a la vida de la gente que a una consigna partidista.
La irrupción del nuevo liderazgo de los ciudadanos es la consecuencia de lo que llama Moisés Naím "la centrifugadora política" en su libro El fin del poder, un ensayo que explica certeramente la degradación de los poderes tradicionales. Que se produce por la desaparición de las barreras que separaban al profesional de la política del ciudadano común. En opinión de Naím: hoy es más fácil obtener el poder pero también perderlo.
Llegados a este punto, los partidos políticos están entre el bloqueo, la incapacidad para entender bien lo que ocurre y la búsqueda de fórmulas que les permita sumarse a la nueva inercia ciudadana. El PP está contra las cuerdas de las encuestas vigilando a Ciudadanos aunque no tiene termómetro en la calle y cada acto le pasa por encima sin enterarse. Ciudadanos se conduce con un encuestómetro en una mano y una veleta en la otra.
El PSOE, si atendemos a la teoría de José Félix Tezanos, el secretario de estudios y programas, está sometido a una conspiración para desprestigiarlo por parte de todos los medios y acosado por encuestas falsas.
Y Podemos, desactivado en las tribunas institucionales, tirando de manual de agitación, pero con escasa capacidad prescriptiva.
Con este panorama, ya veremos quién y cómo pesca en las próximas elecciones.