El día en que un antihéroe casposo tomó al asalto el cine español

Madrid

Una mañana de marzo de 1998 los periodistas fuimos convocados para ver una película. Al presentarla su director, Santiago Segura, nos agradeció haber acudido tan de mañana casi sin desayunar, algo que, dijo, nuestro estómago nos agradecería. Y no era en absoluto un comentario gratuito. El personaje protagonista de la película era, en sí mismo, todo un canto a la repugnancia, un verdadero apóstol del mal gusto. Guarro, grasiento y machista; facha, corrupto y racista; todos los calificativos se quedaban cortos. Lo escatológico y lo políticamente incorrecto llenaban la película de Segura. Y sin embargo ya en aquel mismo día del pase ante la prensa, Javier Cámara, uno de los protagonistas del film, nos decía que esta película iba a hacer historia.

20 años después del estreno de “Torrente, el brazo tonto de la ley” hay que reconocer que el personaje que inventó Santiago Segura se ha convertido en un icono del cine español y la película en todo un clásico. Batió todos los récords de taquilla de nuestro cine hasta aquel momento y la saga que propició su éxito es la más rentable de toda la historia. Muchos de sus diálogos se convirtieron en frases populares y desató una auténtica moda: la “seguramanía”. Además la película nos devolvió al gran Tony Leblanc, alejado de las pantallas casi dos décadas o lanzó la carrera del que hoy es uno de nuestros mejores actores, Javier Cámara. Por todo ello “Torrente, el brazo tonto de la ley” se merece nuestro homenaje en el 20 aniversario de su estreno.