Casas hechas en fábrica
InHAUS hace viviendas modulares con la vista puesta en el segmento del mercado que pide diseño
Madrid
La tradición de las viviendas modulares, muy arraigada en países como Estados Unidos, no es característica de España, pero va al alza, nos dice el gerente de Casas InHAUS, Sergio Navarro, que es también arquitecto. Entre las ventajas que sus clientes buscan frente al ‘ladrillo’, Navarro destaca la rapidez (“nosotros podemos tener una vivienda lista en 7-9 semanas”) y la posibilidad de ofrecer ‘paquetes completos’ (“acompañamos a los que se quieren comprar una vivienda de principio a fin, incluso haciendo el interiorismo y los muebles”).
Navarro asegura que la percepción que existe de que las casas modulares tienen menos calidad que las tradicionales es errónea: “Construir casas en una fábrica hace que el proceso esté controlado por un montón de técnicos, que vigilamos los detalles y vemos la vivienda todos los días”, argumenta. “Además, todo está estudiado, no hay incertidumbres, se pueden dar precios cerrados; y en las fábricas no llueve ni hace viento, no hay imprevistos”, concluye.
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En el mercado de la vivienda modular, InHAUS se posiciona hacia el segmento más alto: “nos orientamos hacia la alta calidad y el diseño; buena parte de la competencia ha tirado hacia la vivienda ‘low cost’; en este sentido nosotros vamos contracorriente, y por este camino nos va muy bien”, asegura Navarro.
Empleo digital
En la segunda mitad del programa leemos un nuevo estudio que analiza la intersección entre el mundo del trabajo y la digitalización con su coautora, la profesora titular de Derecho del Trabajo de la Universidad de Castilla La Mancha Mari Luz Rodríguez. Es “Economía digital: su impacto sobre las condiciones de trabajo y de empleo”, de la Fundación para el Diálogo Social, que examina la cuestión desde múltiples perspectivas, desde la salarial a la de género, pasando por el tiempo de trabajo. En esta última materia, por ejemplo, el texto aboga por soluciones que compatibilicen “la flexibilidad que necesitan las empresas que trabajan en un mundo global, 24/7, con el descanso del trabajador”, dice Rodríguez, con soluciones como la regulación del llamado “derecho a la desconexión”, que ya está recogido en Francia.