Inmortal Claribel Alegría
Madrid
Hay pocos nombres tan bellos de la poesía como el de Claribel Alegría. Acarició con la potencia de su ternura la historia de Centroamérica, siempre a favor de la libertad de las personas. Nació en El Salvador y en Nicaragua fue de las que nunca se rindió ante el veneno de las varias dictaduras que ha padecido el paisito. Y había hecho de sus versos y de su casa chiquita en Managua la habitación de todos los numerosos poetas centroamericanos que la iban a ver a las cinco de la tarde de todos los días. Murió ayer, a los 93 años, y fue inmortal toda la vida.