El chef cabreado que denuncia las “Nutripolleces”
Hablamos con Anthony Warner: "Todas las comidas son buenas, pero nos liamos al atribuirles súper poderes"
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Madrid
¿No comer un cupcake porque tiene muchas calorías? Espera. Hoy nos ha visitado Anthony Warner o, como él mismo se define, “El Chef cabreado”, y ha hecho gala de su nombre porque, junto a Toni Garrido, ha repasado todos los aspectos gastronómicos que le ponen de los nervios y que ha recopilado en el libro “El Chef Cabreado. Mala Ciencia. Toda la verdad sobre las dietas milagrosas”, ya de venta en España.
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Él resume sus fobias gastronómicas como “todo aquello que se mete con las cosas que comemos y disfrutamos”. "La comida tiene que ser un elemento de disfrute, no un foco de ansiedad".
Por ejemplo, ha cargado contra las dietas milagro. “Cualquier persona que come menos y toma más agua adelgaza, no es ningún milagro” y contra métodos como el que ofrece Gwyneth Paltrow en modo de lavativa de café.
Sin embargo, lo que considera más reprobable es utilizar la “falsa ciencia” a la que muchos recurren para dar consejos gastronómicos, y que Warner ha reunido bajo el acertado nombre de “nutripolleces”.
Una de la más destacadas es la “paleodieta”, de la que Warner opina que “Estamos preocupados por comer como los humanos del paleolítico, y los humanos del paleolítico no tenían el más mínimo interés en adelgazar”. “Responde más a las ganas de vernos identificados con Pablo Picapiedra”, concluye.
El chef cabreado muestra su preocupación porque algunas de estas dietas afecten a la salud de quien intenta emularlas. “Hay personas que están en la cárcel por inyectar levadura a otras para curar sus enfermedades”
¡Que somos cocineros, coño!
Justo hace una semana, el cocinero vasco David de Jorge, colaborador del programa Hoy por hoy de la Cadena SER, publicaba también un vídeo en el que, ahora que empieza la temporada de congresos gastronómicos, le pide a sus colegas que dejen a un lado "esa pose de estreñidos" con la que aparecen en las portadas de las revistas.
David de Jorge, célebre por su programa Robin Food, también explica que, si los cocineros con los que comparte mesa se siguen comportando "como iluminados", enumerando "esas fabulosas ocurrencias" que parieron sus laboratorios de investigación, ni siquiera podrá seguir las conversaciones. Al cocinero vasco le basta con un minuto para resumir su visión del tema con altas dosis de ironía: "¡Nos la trae floja vuestra aportación social en el Lago Titicaca o esa cooperativa lechera de ñus bizcos que apadrináis en la estepa mongola". Y el final de su discurso tampoco tiene desperdicio: "Lo único que nos interesa es la tranquilidad, el disfrute, la felicidad en la mesa y que no deis más la murga, que sois unos pesados... ¡Que somos cocineros, coño!".