¿Y si apostamos por la repetición?
Hay únicamente una posibilidad para que el 21-D sea definitivo: que los independentistas obtengan la mayoría absoluta y lleguen a los 68 escaños
¿Y si apostamos por la repetición?
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Nos obcecamos en que el día 21 nos traerá la luz, respiraremos aire puro y
se acabarán nuestras cuitas. Todo mentira. Hay únicamente una posibilidad
–repito, solo una- para que ese día sea definitivo: que los independentistas
obtengan la mayoría absoluta y lleguen a los 68 escaños, que ahora, según
todos los sondeos, están a un paso de lograr. Incluso los andorranos, tan
cerquita y tan relacionados con Cataluña, que la familia Pujol no nos dejará
por mentiroso. Porque el resto de combinaciones de los votos, hagan el
pino o la figura del loto, se quedan a mucha distancia de la cifra mágica.
Así que ante este panorama en la noche del jueves 21, lo mejor que puede
pasar, al menos para quienes creemos que una mayoría independentista
sería un auténtico destrozo social, ruptura de los ciudadanos en dos mitades
irreconciliables, será que asumamos que la imposible gobernabilidad tras
unos resultados sin mayoría de ningún bloque nos lleva, obligadamente, a
la repetición de elecciones. Nada grave, la verdad, que este Ojo ya les
contó su opinión de que Rajoy había convocado a las urnas demasiado
pronto. Así quedará más tiempo para que los catalanes asimilen todavía
más el destrozo y el engaño de Puigdemont y los suyos, y se bajará el suflé
del victimismo. Queda, pues, una segunda oportunidad. La pregunta es
sencilla: ¿Sabremos utilizar esa prórroga?
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