Degeneración en las redes

Madrid

La Policía Foral de Navarra ha alertado a través de Twitter de la difusión masiva de imágenes sacadas del vídeo de la supuesta violación de los pasados sanfermines. Ese cuerpo policial recuerda que hacerlo puede constituir un delito, un atentado contra la intimidad que está recogido en el código penal. Está claro, si nos empeñamos, podemos degradarnos como sociedad hasta límites insospechados.

Qué nos lleva a enviar imágenes de ese tipo, qué diversión encontramos en hacerlo, qué valor tiene ver aquello que podemos perfectamente imaginar. Los jueces decidieron que el juicio contra la manada se celebrara a puerta cerrada para preservar la identidad de la víctima. Y en los últimos días, algunos medios han publicado la transcripción de las declaraciones de la víctima y de los acusados, incluso ahora, lo dice la Policía Foral, se difunden imágenes del vídeo. Qué fracaso el de la Audiencia de Navarra si su intención era proteger a la víctima y evitar un espectáculo que algunos estaban deseando organizar.

Quizá este tiempo no esté más enfermo que los ya vividos. Quizá simplemente es que el virus de esta patología se expande libremente a través de redes sociales y de ciertos tipos de periodismo. Se han multiplicado los altavoces y han terminado por usarlos quienes solo esparcen porquería. Hoy uno abre su cuenta de Twitter, entra en Facebook o recibe un WhatsApp y le salpican las mentiras, los bulos, el odio, el resentimiento, se cruzan amenazas, descalificaciones, se etiqueta al contrario con ánimo ofensivo, se acosa al que disiente, se estigmatiza, se insulta. No hay obra humana por muy magnifica que sea que el hombre no pueda acabar pervirtiendo.

Y así, algunos días damos pena, algunos días damos asco.