"Hay que seguir viviendo, no podemos estar constantemente en un trauma"
El periodista Antonio Pampliega, secuestrado durante diez meses, defiende a la joven presuntamente violada por 'La manada'
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Manifestación contra las agresiones sexistas en San Fermín(Getty Images)
![Manifestación contra las agresiones sexistas en San Fermín](https://cadenaser.com/resizer/v2/ZBP4JGQSZJJGJPFCBCDMDIKBWY.jpg?auth=c6fe7047abdf3149c2cb2b0bc695022986406d1ed07d84d034f3c39a947cb222)
Madrid
Estos días se celebra en Pamplona el juicio por la presunta violación de cinco jóvenes a una chica en los sanfermines de 2016. Un caso, el de La manada -como se autodenominaban los acusados-, bajo el foco de la opinión pública que ha ocupado los primeros minutos de 'La Ventana' de este miércoles.
Actualidad (15/11) | “Hay que seguir viviendo, no podemos estar constantemente en un trauma”
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Carles Francino ha invitado al periodista Antonio Pampliega, que estuvo secuestrado durante diez meses en Siria, y que ha expresado su indignación a través de Twitter por el trato que algunos medios de comunicación le están dando al caso y, en especial, al testimonio y la versión de la víctima.
A raíz de un reportaje "que ponía el énfasis en cómo esta muchacha ha recuperado su vida normal al irse de vacaciones o al seguir estudiando química", Pampliega se ha preguntado: "¿Y qué tenía que haber hecho?, ¿quedarse en una cueva?".
"Yo pasé 299 días secuestrado, 204 días solo, y cuando recuperé la libertad lo primero que hice fue irme una semana con mi padre a Málaga porque no quería estar solo en mi casa", ha reconocido el periodista, antes de añadir: "Hay que seguir viviendo, no podemos estar constantemente en un trauma".
Tras afirmar que este trato le parece "lamentable", ha subrayado que "donde se tiene que poner el foco es en por qué la sociedad está juzgando a esta chica por continuar con su vida, preguntarse por qué está sociedad no empatiza con las víctimas".
Y ha explicado que él y sus allegados también sufrieron este trato: "Mientras yo estaba secuestrado mi pareja fue a trabajar todos los días. Iba pintada, arreglada, y tuvo que escuchar como algunos compañeros decían: No le querrá tanto si viene así y no llora delante de nosotros".