El kilómetro mafioso
La glamurización de los Corleone es el resultado de todas las ventajas de la ficción: no hueles, no escuchas y en el caso de que sea muy real, hay una pantalla en medio y unos actores detrás
Uno de mis gravísimos conflictos personales, algunos de los cuales han sido expuestos aquí sin rubor, tiene que ver con la mafia. Consumo cualquier producto cultural que la recree. Y no soy inmune a la empatía con asesinos y matones, sobre todo cuando su vida de ficción se prolonga durante años, como en el caso de Los Soprano. La distancia ayuda, supongo. La glamurización de los Corleone es el resultado de todas las ventajas de la ficción: no hueles, no escuchas y en el caso de que sea muy real, hay una pantalla en medio y unos actores detrás. Por eso de vez en cuando es bueno saber, aunque sea a través de la misma pantalla, a qué suena un cabezazo de verdad dado por un mafioso de verdad a un hombre de verdad, como en el caso de la agresión de un mafioso a un periodista en Ostia. Ni siquiera un disparo, sólo un rasgo de la violencia más primitiva y la huida, sin respuesta, de la víctima para saber en qué consiste el poder y la miseria del arte. El poder porque es capaz de crear un contexto humano para que sintamos simpatía por alguien así. La miseria es que la sentimos porque esa violencia no la sufrimos nosotros.
Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario...