La ley y las ideas
Estos días y en este asunto tan delicado que nos afecta, es preferible el matiz, el detalle, antes que la brocha gorda
Madrid
Alguien pensará que soy un tiquismiquis, pero creo que estos días y en este asunto tan delicado que nos afecta, es preferible el matiz, el detalle, antes que la brocha gorda. Lo digo por aquello de no pisar callos innecesariamente y por no confundir la parte con el todo. Un ejemplo: esta mañana en una de las televisiones que tenemos en la redacción, creo que era el canal “24 horas” de Televisión Española, iban colocando un rótulo que decía: “el independentismo, ante la ley”. Y me he quedado pensando eso no es exactamente así, ¿verdad? la justicia –que yo sepa– no está persiguiendo una idea o un concepto político; está investigando si unos señores –y señoras– han cometido delitos por haber proclamado esa independencia a la brava y saltándose la ley.
La opinión (02/11/2017) - La ley y las ideas
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Eso es lo que se sustancia en el Tribunal Supremo y en la Audiencia Nacional; y dará respuesta a estos comportamientos, a estos actos en concreto cometidos por personas concretas. Porque el problema de fondo –y ese sigue siendo un problema político, por muy estupendos que se pongan algunos– es que en Catalunya hay un montón de gente, centenares de miles de personas, que tienen esa aspiración, la independencia. Y han de tener canales políticos para que circule. ¿O no es así? porque si no fuera así, igual algunos discursos deberían ser revisados. Pero, bueno, ya he dicho que debo estar muy picajoso estos días; debe ser cosa mía.
Por cierto, mientras la justicia sigue su propio camino, mientras Puigdemont continúa de viaje, mientras todos los partidos afinan sus estrategias electorales y mientras los ciudadanos se entregan a la ardua tarea de tejer y destejer afectos… ¡Ojo con el bolsillo! ¡Mucho cuidado con la economía! Ya no sólo por las primeras consecuencias del boicot a productos catalanes que acaba repercutiendo, de una forma u otra, en otros territorios. No sólo por eso –que también– , es que el Banco de España confirma que esta crisis tiene –y tendrá efectos económicos generales– y según cuál sea su evolución, si se enreda más o menos, el impacto en el PIB –el producto interior bruto– puede ir desde las tres décimas ¡hasta los dos puntos y medio! Que sería una auténtica barbaridad.
Moraleja… o deseo: ojalá el panorama –de la forma que sea– se vaya sosegando. Ya hemos perdido mucho, todos. Se trataría, simplemente, de no perder más.