Es tiempo de bajar la pelota y jugarla

Madrid

La pregunta del requerimiento de Mariano Rajoy a Carles Puigdemont, puede parecer una pregunta con trampa para activar al 155, pero es la pregunta que nos hacemos todos los que ayer presenciamos el pleno en el Parlament de Catalunya. ¿Qué pasó exactamente?, ¿Hubo declaración y suspensión? ¿No la hubo? Seguimos inmersos todavía en la perplejidad producida por un president de la Generalitat que ante el abismo, más profundo desde que las empresas han decidido marcharse de Catalunya, recula pero que luego proclama la independencia en un aquelarre independentista. Manda el mensaje de que quiere dialogar, pero mantiene el postureo independentista.

Rebajó la tensión de un momento que parecía insalvable, pero mantiene la incertidumbre sobre el futuro. Y hoy ha llegado la respuesta del gobierno en forma de activación del artículo 155 de la Constitución, Puigdemont tiene un plazo de cinco días para rectificar o se aplica el 155. Eso si, todo en un tono tranquilo, sin sobreactuaciones.

Y así la pelota sigue botando de campo a campo, ahora tu, ahora yo, pero al Estado siempre le quedará la posibilidad de tirar el último penalti y los independentistas no podrán pararlo. Es tiempo de bajar la pelota y jugarla, preferiblemente en el centro del campo.

Del resultado de esta prórroga en el partido dependerá de que como nos decía ayer el histórico dirigente del PSUC, Ramón Espasa, se consiga percibir que Catalunya es distinta pero no distante. Hace falta mucho esfuerzo político para evitar la distancia. Al menos ahora, parece que llevamos un par de días hablando ya desde el terreno político.