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FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN | entrevista

Maestros de la vergüenza ajena

Juan Cavestany y Álvaro Fernández Armero, creadores de 'Vergüenza' para Movistar Plus, conversan sobre la serie que protagonizan Javier Gutiérrez y Malena Alterio

Malena Alterio y Javier Gutiérrez, protagonistas de 'Vergüenza' / MOVISTAR +

San Sebastián

Álvaro Fernández Armero y Juan Cavestany han debutado a lo grande en San Sebastián con la obra que lleva rondando su cabeza nueve años. Primero porque Vergüenza se ha convertido en la primera serie de televisión en competición en un Festival de clase A y lo hace en la sección Zabaltegi. Segundo, porque han conseguido que el espectador se ría de las absurdas situaciones que viven sus protagonistas, Javier Gutiérrez y Malena Alterio, sintiendo una profunda vergüenza ajena. Mirar el escote a tu suegra, no tirar bien de la cadena... situaciones cotidianas que provocan la risa, el sonrojo y hasta el espanto.

Televisión | 'Vergüenza' y 'La Peste': las series de Movistar para cambiar la ficción española

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¿Cómo ha sido la acogida de la serie en el festival? Es la primera vez que la ve el público y en una pantalla de cine...

Álvaro Fernández Armero: Siempre que ves algo tuyo estás en tensión tremenda. Yo estaba aterrado. El público entró muy bien desde el principio, se reía muchísimo y no detecté un malestar o una ansiedad, sino un ambiente jovial. No me pareció que la gente lo estuviera pasando mal en el buen sentido.

En el debate de película-serie hay cierto desdén, ¿notáis esa sensación desde el mundo del cine, que es otra liga?

Álvaro Fernández Armero: Yo no lo percibo. En Cannes sí se montó una gorda con Cannes y yo venía con esa prevención, por si había tensión al venir con una serie y nos pegaban una pedrada en la cabeza. Hay que asumir que todo se está mezclando y que está cambiando la forma de ver las cosas. Por desgracia, a mí no me gusta, esta serie seguramente se va a consumir más en un móvil que en una tele, la tele es ahora ya casi lo que era el cine. En el metro con capítulos de 25 minutos te da, yo que sé, para cinco paradas.

Es ésta una serie extraña en nuestra industria, ¿cómo han sido esos nueve años de travesía en el desierto hasta llegar aquí?

Juan Cavestany: Álvaro y yo desarrollamos en su momento un concepto, un tipo de humor y un formato de serie para el que no había sitio en la televisión de hace nueve años. Ha cambiado muchísimo no solo aquí, sino en todo el mundo. Teníamos una comedia con otras formas, con otra estructura de capítulos y con otra duración, sobre todo. Eso gustaba donde lo llevábamos pero nos decían que lo sentían, que no encajaba en la parrilla. Hasta que ha llegado Movistar y era justo lo que querían. Una serie que es autoral en el sentido de que nace de un impulso personal y con una carga autobiográfica, no porque contemos nuestra vida o sea un falso documental, sino porque es una voz muy clara de Álvaro y mía. Movistar necesita ese tipo de contenidos y con formatos que no sean los habituales. Si ha habido notas, indicaciones o directrices, es porque nos han dicho que esto les sonaba y que fuéramos por otro lado. Eso ha sido un desafío para nosotros que nos hemos exigido mucho más. La historia es con final feliz.

¿Es una serie de cuñados? Los dos personajes hacen cagadas constantemente y patinan todo el rato, ¿somos en ese sentido todos muy cuñados?

Juan Cavestany: No sé, me ha trabado la pregunta. Yo creo que no, creo que soy bastante moderno. Soy muy pudoroso y cuidadoso de cagarla y de meter la pata. Muchas veces me voy de los sitios con la sensación de que la he cagado y lo paso mal. Casi cualquier situación la puedo ver en términos de vergüenza. Siento la vergüenza ajena de los demás hacia mí.

Además sois dos puntos de cine diferente...

Álvaro Fernández Armero: Nosotros no tenemos esa sensación. Es verdad que cada uno cuenta las cosas de una manera y no tenemos el mismo humor, pero sí veo que conectamos mucho, en algún punto quizá más enterrado. En esto del humor esquinado, nos gusta a los dos.

Posiblemente pocas cosas que retratan mejor a un país que sus bodas. Un buen mosaico de su gente, ¿por qué le dais la profesión de fotógrafo de bodas al protagonista?

Juan Cavestany: Queríamos una ocupación para que el personaje tuviera una profesión en la que fuera creíble transformarla en algo artístico. Tenía que ser algo que tuviera una vertiente más vulgar o normal, y luego otra más elevada. Nos pareció genial la fotografía, que puede ser más artística o fotos de esas de marcos. Y la boda surgió como un escenario ideal para la comedia y de retrato del mundo que queremos contar.

Los realizadores Juan Cavestany y Álvaro Fernández Armero posan durante la presentación de &#039;Vergüenza&#039;

Los realizadores Juan Cavestany y Álvaro Fernández Armero posan durante la presentación de 'Vergüenza' / Juan Herrero

Álvaro Fernández Armero: Pero es verdad que a través de las bodas hemos tenido la oportunidad de retratar cierta parte de España. Esa de polígonos industriales donde se celebran bodas, y nos encanta. Hay una boda de gais, una de chonis, una que no se sabe si es de conveniencia o no.

Es el gran año de Javier Gutiérrez. Están en todas partes, en el cine, en la televisión... ¿qué tiene para hacer a la perfección este metepatas sin cogerle manía?

Álvaro Fernández Armero: Teníamos clarísimo que no nos imaginábamos a otro actor haciendo este personaje. La escribimos para él desde el primer momento. Antes de saber de qué iba a tratar, sabíamos que queríamos hacer una serie con Javier Gutiérrez. En nuestro caso la simbiosis es absoluta. Me remite a esos cómicos alucinantes que había en España, Fernando Fernán Gómez, José Luis López Vázquez... Te está contando ese carácter español de toda la vida, y también mucha ternura y complejidad. Es un actor superdotado. Alcanza unas cotas de detalle que nos deja de asombrarnos. A mí me tiene obsesionado una escena en una clase de inglés, en la que después de dar su speech, lo miro y se ha puesto rojo. Está avergonzado, pero ¡cómo ha hecho eso! Ponía cara de me estoy muriendo pero me estoy aguantando.

Juan Cavestany: Como actor y persona es muy tierno y muy oscuro también. Es arriesgado con lo que hace. Ha sido un cómplice en la creación de la serie, la tercera pata. La serie se desarrolla para un personaje como Jesús pero Malena aporta que pueda tener continuidad y trascendencia a lo que él le pasa. Aporta el debate y el conflicto en la pareja.

Y en el caso del personaje de Malena Alterio, ella se contagia de todo pero no de una forma artificial, ¿se puede transmitir la vergüenza?

Juan Cavestany: Estaba escrito que se contagiaba de esa patología. Hay un diálogo en el que ella le recrimina que le ha pegado eso. La serie parte de una pareja que quiere tener un hijo, y en eso se preguntan si su patetismo o naturaleza se la van a contagiar. Es una de las cosas que recorre la serie. La conversación sería cómo las parejas se contaminan mutuamente los vicios o las virtudes.

Álvaro Fernández Armero: También conocemos al padre de Jesús y entendemos que él se contagia de su propio padre, del que se avergüenza.

¿Somos así como país o nos ven así desde fuera?

Álvaro Fernández Armero: No había voluntad de eso. Era poner en contexto a los personajes, no hacer una crítica o teorizar sobre España como país. No lo sabemos. España es tan diversa, que no sé, pero ese paisaje con un personaje de clase media-baja encaja en una estética como las bodas.

Juan Cavestany: No sé si España es un país patético o de cuñados, puede ser. En cualquier país podrías encontrar estos vicios y suciedades. Siempre nos comparamos con Europa u otros sitios, parece que somos unos pequeños aquí abajo. Hay un poco de sentido de inferioridad que tiene que el ver con el pudor pero también para hacernos sentir orgullosos y mirarnos a nosotros mismos. Somos frágiles.

¿A quién votarían vuestros personajes?

Juan Cavestany: Lo sabíamos. A ver si me acuerdo. Creo que ella votaba al PSOE y ella, al PP. Terminamos de desarrollar los guiones en el momento en el que hubo que repetir las elecciones, que ya suena a pasado pero estamos en los coletazos de esto. No había gobierno, todo era provisional y extraño. Y ahí intentamos meter una escena en un capítulo hablando de política, con nombres y apellidos, una discusión. Lo intenté hasta el final pero no encajaba, había algo raro y con la sensación de que se iba a quedar antiguo muy rápido. Aní cada uno se definía.

Álvaro Fernández Armero: En ese caso, eran de Podemos o PSOE los padres de Jesús (Javier Gutiérrez) y los padres de Nuria (Malena Alterio), del PP. Y ellos dos eran como socialistas, no quieren ser conservadores pero no se atreven a más.

¿Sabéis algo de la venta internacional?

Á.F.Armero: No lo sabemos. La comedia tiene el problema de que no suele viajar muy bien. Es una limitación, eso me da rabia. Con el terror, lo vendes a todo el mundo, es súper fácil.

J. Cavestany: Podíamos pasarle por etalonaje, bajarle la luz, darle una música y que venga Paco Plaza

¿Y de la segunda temporada?

Juan Cavestany: Estamos pensando en el desarrollo de la segunda. No está firmado pero hay la voluntad.

 
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