¿Está cerca el final del comercio tradicional?
El comercio elctrónico es una realidad que cada día gana más adeptos y ya factura en España más de 24.000 millones de euros
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(Getty Images)
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Madrid
Tiendas, supermercados, bazares… En la antigua Roma fue el foro; con la cultura árabe, el zoco; y desde tiempos inmemorables, el mercadillo de las plazas mayores. Las sucesivas civilizaciones han tenido un lugar común de encuentro para realizar sus compras y ventas, una referencia concreta en la que conseguir los productos necesarios para su subsistencia o deshacerse de sus posesiones menos preciadas. ¿Pero y si el comercio físico –ubicado en un espacio concreto- tuviese las horas contadas?
En el último SER Consumidor hablamos del comercio digital, un fenómeno que mes a mes bate records en España y que ya acumula ventas por 24.000 millones de euros. Personas de todas las edades, pero especialmente los más jóvenes, ya no necesitan más que un ordenador para llenar la nevera, el armario o hacer las compras navideñas.
Es el caso de Claudia Bernabéu, consumidora online de todo tipo de productos. “Últimamente me ha dado por comprar ropa, pero dependiendo del mes compro una cosa u otra”, cuenta, y se justifica argumentando que le resulta más sencillo “darle a un botón que desplazarse a la tienda”. Para ella el fenómeno del comercio digital “todavía no ha tocado techo” y cree que el futuro “indudablemente” pasa por ahí.
Comercio digital: el futuro de la compra-venta
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El mercado digital, que ha crecido exponencialmente en los últimos años en España, no sólo crece en cuanto a ritmo de compras sino también de ventas de objetos de segunda mano. Son numerosas las aplicaciones que conectan a compradores y vendedores de todo el mundo para cubrir sus necesidades mutuas.
“Lo último que he vendido son los cristales de unas gafas de sol… Debido a mi astigmatismo hube de cambiarme los cristales. Al principio pensé en tirarlos a la basura, pero lo pensé mejor y acabé vendiéndolos por 15 €”, explica Sergi Caballero para este programa. Para él el negocio digital fue la oportunidad perfecta para deshacerse de objetos que acumulaba en el trastero desde su adolescencia.
“Cuando me mudé me di cuenta que tenía muchas cosas en las estanterías que me sobraban, por lo que decidí hacerme de ellas”, cuenta este usuario de aplicaciones de compraventa. Para él es una fórmula de éxito, pese a que reconoce que siente “miedo” a la hora de comprar ya que con este método no puede probar los objetos o prendas que le gustaría comprar, por lo que decidió sólo vender: “Mi idea es no tener que ir al cajero en unas cuantas semanas y poderme abastecer del dinero que gano vendiendo cosas de segunda mano”, bromea cuando es preguntado por el dinero que consigue.