Balance de los atentados en 5 ideas

Madrid

5 ideas para un primer balance después de ocho días de normalidad rota.

Primera idea: Huyamos del tremendismo injustificado. La gestión de esta grave crisis ha sido, en líneas generales, eficaz y profesional. La coordinación entre instituciones ha cumplido con la responsabilidad que les corresponde, la presencia del gobierno central en Cataluña ha sido constante y la relación con la generalitat no ha sufrido graves tensiones. La atención a las víctimas y a los afectados ha sido impecable, los hospitales han cuidado con mimo de los heridos. La sociedad en su conjunto ha demostrado que en situaciones de grave tensión, en crisis profundas y dolorosas, la gente es la mejor administración, es la principal institución de este país.

Segunda idea: la política, en general, también ha estado a la altura. Más allá de alguna salida de tono, más allá del espíritu antisistema de la cup que ni siquiera matiza cuando debe, más allá de la primera tentación del consejero de interior de disntiguir entre sus victimas y las demás rectificada inmediatamente, más allá de que algunos como carles puigdemont demuestren que les cuesta pasar más de diez minutos fuera del conflicto, más allá de todo eso, la política esta vez no nos ha obligado a avergonzarnos de ella.

Tercera idea: apliquemos hielo a algunas inflamaciones que han sufrido estos días ciertos alborotadores de la opinión y la información que buscaban su propia carroña para encontrar culpables entre quienes están al otro lado de la línea de su ideología. Primero señalaron a ada colau por una presunta desobediencia al negarse a colocar bolardos que nadie le pidió. Un mínimo rigor intelectual desmonta cualquier intento culpablizador de este tipo ... tan burdo. Tampoco existen, al menos hasta ahora, indicios de que los mossos hayan cometido graves errores que permitan responsabilizarles de lo ocurrido. El correo del policía belga tiene más interés que trascendecia.

Idea número cuatro: hay una parte de la sociedad que tiene un poso xenofobo y ha emergido estos días. Los ataques a musulmanes y a sus mezquitas desmuestran que debemos repetir cuanto sea necesario lque a inmensa mayoría de los musulmanes quieren vivir en paz su propia fe. Y que ellos también son víctimas de sus propios correligionarios.

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Quinta y ultima idea: no dejemos pasar la oportunidad de reflexionar sobre los errores, sobre las lagunas policiales y de inteligencia que permitieron a esa célula preparar un ataque de gran envergadura, no dejemos de preguntarnos como es posible que un proceso de radicalización colectiva pasara inadvertido, esa cantinela repetida de que todos eran normales, buenos chicos, que nadie vio ni sospechó nada demuestra o una increible capacidad de mimetización para la que habrá que prepararse o una ceguera y sordera del entorno que habrá que denunciar.