La prueba del algodón

Madrid

Permítanme una confidencia, me voy de vacaciones, aunque lo hubieran descubierto el lunes cuando Pedro Blanco se va a poner al frente de Hora 25. Y les confesaré que me voy de vacaciones pensando que mientras no esté pueda pasar cualquier cosa, o no. Porque tengo la sensación de que me voy con el panorama político completamente alterado.

Hoy Carles Puigdemont ha continuado con su purga, porque aunque él dice que no tenía ningún motivo para cesarles, lo cierto es que ha cesado a tres consejeros que, al menos en el caso de dos, no han superado la prueba del algodón. Su compromiso con el referéndum no es el que requiere la causa y mejor que estén fuera. Algo que demuestra la debilidad del procés. Si tan convencido está Puigdemont de que el referéndum del 1 de octubre va a ser oficial y vinculante, ¿quién tendría que tener miedo de las represalias de un Estado del que el día dos estarán separados? Pero es más, si hay consejeros que no dan un paso al frente por miedo a las consecuencias, ¿cómo se va a pedir a funcionarios y ciudadanos que ese día se salten las leyes? Y todo esto con unos espectadores situados en la grada de los invitados. Esquerra Republicana de Catalunya que ve como el PDeCat camina hacia el abismo mientras ellos ni se despeinan.

Y luego está la oferta del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, a Podemos, para que entre a formar parte del gobierno. Page, alineado con las tesis antipodemos de un sector del PSOE ahora abre las puertas de su casa a la formación morada, no solo para que entren sino para que se queden a vivir. Y el lunes, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias van a encabezar la reunión prevista entre los respectivos grupos parlamentarios. Objetivo, que Rajoy vea mover su silla.

Yo no sé que va a pasar, sé que me voy de vacaciones y sé que cuando vuelva es muy probable que a las diez del 4 de septiembre escriba un texto con unos contenidos muy parecidos a estos.