Miniworkers
Los repartidores se han agrupado en en una plataforma que se llama Riders x derechos. Tienen una asociación propia. ¿Por qué no han buscado protección en los sindicatos? ¿Por qué deciden organizarse de manera horizontal y no afiliarse a las centrales sindicales?
Los habrá visto en muchas ciudades, ciclistas o motociclistas con una mochila a la espalda llevando comida a domicilio. Trabajan como autónomos para empresas muchas veces internacionales y reciben a través de Internet la orden de recoger comida y llevarla a su destinatario. Pero existen muchos otros que recogen y entregan paquetes y en un régimen parecido están muchos chóferes de vehículos.
Más información
Están en el mercado desde hace unos pocos años, y hoy son noticia porque los repartidores de una de estas compañía, la británica Deliveroo han hecho huelga esta noche en España. Se apuntan en una página web, tienen que estar disponibles en el turno que les asignan pero nadie les garantiza que, aun estando disponibles, reciban encargos. Y cobrando 4,20 por reparto, hay que hacer muchas horas de un reparto que no depende de ti, sino de que te lo encarguen, para ganar un mínimo salario a final de mes. El vehículo, su mantenimiento, y las dolencias que se deriven del esfuerzo físico corren por su cuenta.
Los repartidores se han agrupado en en una plataforma que se llama "Riders x derechos". También se organizaron en su día las "Kellys", las camareras de piso de los hoteles que hacen camas a destajo, algunas a 20 céntimos la cama. Tienen una asociación propia.
La pregunta esta mañana es ¿por qué no han buscado protección en los sindicatos? ¿Por qué deciden organizarse de manera horizontal y no afiliarse a las centrales sindicales? Los sindicatos, imprescindibles para entender el progreso de los trabajadores, imprescindibles en España en la Transición, y que viven la misma crisis de representación que los partidos políticos.
Han perdido afiliados aunque la pérdida más grave es sin duda la que acabamos de contar. Que quienes se han sentido desamparados en las colas del paro, o aceptando repartos a 4 euros 20 céntimos sin ningún derecho ni garantías de carga de trabajo, o yéndose a la emigración, o negociando cara a cara con las empresas en el clásico guion de "o lo tomas o tengo cien esperando"…que todos ellos hayan decidido organizarse por su cuenta porque no han encontrado utilidad en los sindicatos tradicionales.
Todas las reglas han saltado por los aires en la Gran Crisis y por la revolución digital. Pero lo que empieza a verse ya es que se llame como se llame, sindicato, plataforma o asociación, los nuevos trabajadores, como los viejos, acaban uniéndose para defender sus derechos.
El tiempo dirá si esa unión va a seguir llamándose sindicato. Aunque al final, el nombre es lo de menos.