Humor mariano

Madrid

Mariano Rajoy se ha sometido hoy a la sesión de control del Senado. Y sus intervenciones, tanto dentro como fuera de la cámara, son un auténtico catálogo del desprecio que parece tener el presidente del Gobierno por la mecánica, por las reglas del juego de la política que, al final, son las reglas del juego que nos permiten valorar el estado de salud de la democracia.

Durante la anterior legislatura ya observamos en él comportamientos que eran toda una anomalía democrática. Su relación con los medios de comunicación, su relación con el propio Congreso cuando le pedían comparecencias, el plasma, las salidas por el garaje. Entonces tenía mayoría abslouta y ya se sabe que con esta tranquilidad para qué va a cambiar uno de hábitos.

Pero esta legislatura no ha mejorado nada. Sus excusas para no comparecer en persona ante el juez, sus respuestas a la corrupción, sus respuestas, otra vez, a los periodistas. Pero voy a detenerme en los últimos días. Mariano Rajoy todavía no ha felicitado al nuevo secretario general de los socialistas, el segundo partido de este país, pero lo peor ya no es el desprecio al ganador sino la explicación: no le ha llamado para no molestar.

Hoy a Mariano Rajoy le ha entrado la risa cuando se ha enterado de la fecha que ha fijado la presidenta del Congreso para el debate de la moción de censura, como si él no hubiera tenido nada que ver con la decisión, un martes y trece, muy tarde para Podemos, pero al presidente le da igual, porque además ya ha dicho que él no piensa replicar, que él no le replica a nadie. Se presenta una moción de censura contra él y a él le da igual.

En el Senado hoy le han preguntado por la corrupción en el PP. Como se lo ha preguntado un senador de Podemos que tuvo un problema por beber Coca Colas, Rajoy se ha hecho el gracioso y le ha recomendado tomar tila en lugar de Coca Colas, y de la corrupción nada de nada.

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Tantas gracias juntas del presidente del gobierno no solo insultan nuestra inteligencia, sino que nos quedamos con la desagradable sensación ya no de que se rée de sus oponentes políticos, sino que se ríe de todos nosotros, aunque parece que a sus votantes les gusta el humor Mariano.