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REPORTAJE

El productor más gafe del rock and roll

Paul Rothchild, productor estrella del sello Elektra, dejó su huella en discos míticos de los años sesenta y llevó a varias bandas al estrellato, pero también tuvo una maldición, la mayoría de sus artistas murieron jóvenes y en trágicas condiciones

Paul Rothchild en el estudio de grabación en 1968 / GETTY

Madrid

Paul Rothchild nació en una casa donde la música era importante, su madre era cantante de ópera y él estudió para ser director de orquesta. Pero la vida de aquel chaval dio un giro y por cosas del destino acabó firmando como productor en algunos de los mejores discos de rock de todos los tiempos. A comienzos de los años sesenta comenzó a producir a distintos grupos de la escena folk de Boston, aunque el gran cambio de su vida llegó cuando se trasladó a Laurel Canyon, en Los Ángeles, y fichó por Elecktra Records.

En Los Ángeles, Rothchild inició una exitosa carrera como productor, sobre todo en la segunda mitad de los años sesenta cuando su nombre apareció en los discos de los Doors, Love, Paul Butterfield, Tim Buckley, Phil Ochs o Janis Joplin. Artistas legendarios cuyos álbumes figuran entre lo más destacado de aquella maravillosa época, pero artistas también marcados por la tragedia, todos ellos fallecieron jóvenes, tristes y en sórdidas condiciones. En aquellos años de vida apresurada, los músicos de Rothchild devoraron la vida, se la bebieron en muchos casos, y murieron tras dejar su huella en la música.

La tumba de Jim Morrison en un cementerio de París

La tumba de Jim Morrison en un cementerio de París / GETTY

El mítico productor de Elektra no era mucho mayor que sus artistas, pero dentro del estudio podía parecer su padre. Era un hombre de ideas claras, pero de mente abierta y que confiaba en la música que estaba grabando. En sus primeros años en Los Ángeles, Rothchild se movió alrededor del folk, de artistas como Phil Ochs, un compositor del estilo de Dylan pero con más compromiso político, o Tim Buckley. Rothchild fue el responsable del debut de ambos y también del segundo de Ochs. Aquellos discos mantienen su fuerza más de medio siglo después y fueron el primer paso de las carreras de los dos músicos. Pero ambos además de compartir productor compartieron un final trágico y precipitado. Ochs se ahorcó alcoholizado en casa de su hermana el 9 de abril de 1976. Tenía 35 años. El caso de Tim Buckley no fue mejor. El músico de Washington grabó su homónimo debut con Rothchild en 1966 y murió con 28 años de una sobredosis de alcohol y heroína en junio de 1975.

Janis Joplin en una fotografía en San Francisco

Janis Joplin en una fotografía en San Francisco / GETTY

Sus dos grandes estrellas

Aquellas dos muertes no fueron las primeras asociadas a Rothchild. Los dos más jóvenes en morir, en las cimas de sus carreras, fueron Jim Morrison y Janis Joplin. Los dos con 27 años, los dos tras grabar con Rothchild. Los Doors ficharon por Elektra Records y cayeron en las manos de Paul, que fue el productor de todos sus trabajos menos del último, el aclamado L.A Woman. El éxito de la banda de California está para siempre asociados al sonido oscuro, a ese blues denso y agitado que les sacó Rothchild. El neoyorquino siempre creyó en ellos y supo encontrar su fuerza y darle protagonismo en unos discos que definieron el rumbo del rock n roll de finales de década. Los Doors se convirtieron en la banda más grande de América cuando Waiting for the sun llegó al número 1 en EEUU en el verano de 1968. Sin embargo, tras el escaso éxito de Morrison Hotel, el grupo decidió prescindir de Paul y tomar un nuevo rumbo. En la primavera 1971 llegó a las tiendas L.A Woman poniendo fin a cuatro años y cinco discos juntos. Tres meses después, el 3 de julio de 1971, Pamela Courson encontró a Jim Morrison muerto en la bañera de su piso en París.

Aquella muerte debió afectar a Rothchild, que medio año antes -el 4 de octubre de 1970- había enterrado a Janis Joplin, muerta también de sobredosis, también a los 27 años. La cantante texana no se presentó en el estudio de grabación y Rothchild se temió lo peor. Juntos estaban grabando Pearl, un disco que llegó a las tiendas tras la muerte de la cantante y que fue su único número 1. Su último momento de gloria.

Tras unos últimos trabajos en los años setenta con artistas como Bonnie Raitt, Rothchild se retiró de la música y vivió de su trabajo, el trabajo de uno de los productores más importantes de la historia musical, pero un hombre con cierto gafe. En 1995, a los 59 años, Paul Rothchild murió de un cáncer de pulmón. Dejó un doble legado, la eternidad musical por un lado y la tristeza de la muerte por otro en una carrera marcada por el éxito y la tragedia.

Escucha el programa de Residente Cardenal de M80 dedicado al productor

 
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