Lo que se cuenta existe dos veces

Madrid

La intervención del fiscal general del Estado, José Manuel Maza, en la comisión de Justicia me ha parecido un ejercicio de coherencia. Muy sutil, eso sí. Una de esas coherencias por las que cualquiera debería dimitir, pues la tesis de Maza es que lo no se cuenta no existe. Un argumento que Manuel Moix, fiscal de Anticorrupción, lleva al extremo de hacer que las cosas no existen. Maza cree básicamente que los medios no deben de informar de investigaciones, Moix cree que la mejor forma de que los medios no firmen sobre investigaciones, es que no haya investigaciones.

No se acaban las coherencias aquí, hay otra línea de conducta que se extrapola de la familia de Ignacio González al Gobierno, que actúa también como una familia. Por cierto, con la semana que llevamos entre los Pujol y los González, qué daño está haciendo la familia tradicional en España: no me extraña que se manifestasen tanto para evitar su disolución.

¡La coherencia, entonces! El funcionamiento exquisito de los hermanos González llamándose y reuniéndose para abordar el Gobierno mientras el Gobierno es abordado tranquilamente con apenas un día de retraso para escuchar las demandas de un investigado por corrupción. Lo bien engrasado que está esa maquinaria inaccesible, afortunadamente, para cualquier otro ciudadano. Por eso el escándalo para el fiscal general no es que pasen cosas tan graves como la sospecha de que la fiscalía anticorrupción trabaje para invisibilazarla, sino que estas cosas se conozcan. Entre la forma y el fondo, la Fiscalía elige con naturalidad las malas formas para que no se conozca la naturaleza del mal fondo.