El camino de los corruptores estaba allanado

Barcelona

Ciudadanos y Podemos plantean la limitación de mandatos del presidente del gobierno. Hay buenas razones para ello. Aznar se la impuso a sí mismo, aunque la guerra de Irak estropeó su salida. Saber que la permanencia en el poder tiene fecha final es higiénico, evita la tentación de creerse imprescindible y garantiza una renovación periódica de todas las instancias del poder ejecutivo. Pero siendo una buena idea no es garantía de nada. Libre de presentar cuentas a los ciudadanos, Aznar, en su segundo mandato, se entregó a los pies de Bush. ¿Hubiese hecho lo mismo si hubiese buscado la reelección? Y bastaron ocho años de delirio privatizador y desregulador aznarista para que fraguaran las condiciones que han llevado a Rodrigo Rato y a Miguel Blesa, señores de los dineros de aquella época, hasta las puertas de la cárcel.

Cuatro han sido los factores estructurales de la corrupción en España: la tardía y pésima regulación de la financiación de los partidos; la locura económica de los años nihilistas en que la construcción llegó a ser el 18% del Pib y España se dotó de unas infraestructuras viarias sin parangón; el control de las instituciones por el duopolio del poder PSOE y PP y por monopolios periféricos como el de CiU; y los desequilibrios de un régimen dominado por el poder ejecutivo. El camino de los corruptores estaba allanado.

Marine Le Pen continúa haciendo milagros en Francia. Robert Hue, antiguo secretario general del partido comunista, da su apoyo a Emanuel Macron para garantizar la derrota de la extrema derecha. Magnificando tanto el peligro Le Pen, ¿no se la estará reforzando? Por lo menos, eso es lo que ocurrió en Estados Unidos con Trump. Todos contra él. Y le hicieron un líder.

La activista egipcia Nawal el Saadawi en Barcelona. Dos mensajes: “todas las religiones oprimen a las mujeres, no sólo la musulmana”. Y el espíritu de la primavera árabe sigue vivo entre los jóvenes egipcios.