Fervorín investigador
La experiencia nos dice que en los asuntos del gran dinero, de finanzas y de banca, la democracia gesticula y parlotea, pero los grandes responsables permanecen en las sombras, no a la sombra, que es donde deberían estar
Madrid
Resulta que seguimos sin saber lo que sucedió exactamente con la salida a bolsa de Bankia, que arruinó a miles de pequeños inversores y que obligó a un rescate con fondos públicos por un importe de 22.424 millones de euros. Resulta que el mes pasado el último informe del Tribunal de Cuentas denunció que en el proceso del famoso rescate que cubrió el escándalo de las cajas de Ali Babá y los 40 ladrones, que costó a los contribuyentes, no a los acreedores, 60.718 millones de euros, hubo además del pufo un montón de irregularidades y arbitrariedades en el proceso. Resulta que por acumulación de hartazgos por fin se ha decidido abrir la investigación parlamentaria para tratar de depurar responsabilidades políticas en estos escándalos, vieja iniciativa de Podemos y Ciudadanos a la que se sumó con ganas limitadas el PSOE, que sólo quiere investigar Bankia, y con la boca chica el PP, que dijo no oponerse.
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Llegados a este punto, el inenarrable portavoz del grupo Popular, Rafael Hernando, hizo ayer el siguiente comentario: “Hay que ver el fervorín investigador que le ha entrado a algunos”, como queriendo decir “cuánto aspaviento para nada”. Resulta que lo peor es que en este caso la displicencia cínica de Hernando conecta con el escepticismo general. La experiencia nos dice que en los asuntos del gran dinero, de finanzas y de banca, la democracia gesticula y parlotea, pero los grandes responsables permanecen en las sombras, no a la sombra, que es donde deberían estar.