El dilema de Pablo Iglesias

Barcelona

Pablo Iglesias tiene la palabra y la legitimidad para decidir: o encerrarse en el núcleo de veteranos de las juventudes comunistas que le rodea y sustituir a Izquierda Unida en una función tan testimonial como estéril, o mantener la transversalidad de Podemos y avanzar en la construcción del gran partido de izquierdas que en este momento España no tiene. Con su discurso de la excepcionalidad ha ganado su Congreso, pero difícilmente alcanzará a gobernar. Y en la medida en el electorado así lo asuma, la tendencia será a menguar. La languidez del PSOE le deja espacio abierto, el doctrinarismo que le acompaña le condena a no aprovecharlo.

Ahora resulta que la operación dialogo que Sáenz de Santamaría anunció en Cataluña quiere ser una operación reconquista. No pretende hablar y negociar sino que parte de la ciudadanía abandone la Generalitat y conecte directamente con la administración central, en un bypass al sistema constitucional. Habrá que recordarle los consejos del sabio Maquiavelo: “el príncipe necesita la amistad de los pueblos, de lo contrario no tendrá ningún remedio en las adversidades”. Y “aquellas ciudades y países que hablan lenguas y tienen culturas diferentes son las más difíciles de conquistar y de conservar”.

Conferencia de la profesora Marta Segarra sobre Balzac en Barcelona. Para el autor de la Comedia Humana, “los hechos no son la realidad en sí, sino la idea que nos hacemos de ellos”. Lo dijo a mediados del siglo XIX. La doctrina de los hechos alternativos que Trump abandera no tiene nada de nuevo.