Las Palmas, centro logístico del Programa Mundial de Alimentos de la ONU
Pablo Yuste se encuentra al frente de estas instalaciones, desde donde el año pasado se enviaron 80.000 toneladas de comida
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De izquierda a derecha, Isaías Lafuente, Pablo Yuste, Carles Francino y Augusto Hidalgo, alcalde de Las Palmas. / CADENA SER
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Madrid
En Las Palmas de Gran Canaria funciona, desde hace 4 años, el centro logístico del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, un base que permite mandar ayuda global y atender crisis humanitarias en cuestión de días. Al frente de este centro está Pablo Yuste, un hombre curtido en emergencias humanitarias y catástrofes naturales, un cooperante que ha pisado los peores escenarios del planeta en los momentos más inoportunos: "El centro envía comida al oeste de África, aunque también hemos mandado comida a Haití y Nicaragua, debido a los desastres naturales que han ocurrido allí".
Las Palmas, centro logístico del Programa Mundial de Alimentos de la ONU
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Desde el centro se trasladan contenedores de alimentos hacia estos países. Sólo en el año 2016 movilizaron 80.000 toneladas de alimentos, principalmente arroz, legumbres, aceite y alimentos especiales para tratar la desnutrición. Hacen, prácticamente, un envío diario. "Recibimos grandes envíos de alimentos y los enviamos en paquetes más pequeños. Esto permite luchar contra la especulación de alimentos", ha detallado Yuste.
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Estos centros permiten almacenar los alimentos y así poder reaccionar con rapidez en el momento en el que se produce una crisis humanitaria. Antes se hacía el llamamiento, se recibían los fondos, se compraban los alimentos y ya, por último, se enviaban. El proceso, de esta forma se dilataba meses y la ayuda llegaba tarde. Ahora estamos hablando de entregas de alimentos que sólo se demoran días, y como no van al mercado en plena crisis, tienen un margen de negociación. Se ahorra tiempo y dinero. Y sobre todo, se ayuda rápido.
Yuste, que lleva los últimos catorce años dedicado a la ayuda humanitaria, cree en un futuro próximo sin hambre y sueña con tener que dejar de trabajar porque su cometido ya no sea necesario. Hay datos que invitan al optimismo. Cuando se creó la hoja de ruta de los primeros Objetivos del Milenio había 1000 millones de hambrientos en el mundo. Actualmente hay 800 millones: "Hay alimentos para todo el mundo, el problema es que los recursos están mal distribuidos. Hay que trabajar en un mejor acceso".