Poder nuclear

Madrid

Debe ser casualidad. O no… Pero en mitad del tsunami de indignación por la subida del precio de la luz se nos ha colado la posibilidad de prolongar la vida de las centrales nucleares en España. El punto de inflexión es Garoña, la central burgalesa cuya reapertura ha autorizado hoy el consejo de seguridad nuclear, con notable cabreo de los ecologistas, del gobierno vasco y de los grupos de la oposición. La última palabra la tiene ahora el gobierno central –el Ministerio de Industria y Energía- , pero parece claro que se abre el camino para que las centrales puedan seguir operando más allá de los cuarenta años.

La pregunta –y la gran duda- es si este cambio de criterio, si este alargamiento de la vida de las nucleares responde sólo a criterios –o a intereses- puramente económicos, pero sobre todo si va a ir acompañado de suficientes garantías de seguridad; porque este sigue siendo el principal caballo de batalla. Igual que Chernóbil cambió en su momento todo el debate sobre la energía nuclear, la catástrofe más reciente de Fukushima ha vuelto a encenderlo. Y aunque a mí me parece frívolo e innecesario que hoy alguien esté hablando ya de “la Fukushima de Burgos” refiriéndose a Garoña, creo que van a hacer falta muchas, muchas explicaciones; y si el único argumento es el económico… ¡tate!

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Claro que aún estamos esperando también alguna explicación razonable de por qué España pasó de ser un referente mundial en energías renovables a un país inundado por las demandas de quienes habían invertido en ese sector y les cambiaron las normas en mitad del partido. Y mientras, el precio de la luz a niveles estratosféricos… ¿alguien ve relación entre unas cosas y otras?

Pues si la ve, seguro que es un malpensado…o no