Pedro Sánchez mira a Francia
Hamon es el ministro de Hollande que dejó de serlo voluntariamente por desacuerdo con sus políticas. Es, por tanto, símbolo redondo de oposición a lo institucional
Madrid
Pedro Sánchez está decidido a presentarse y mira con esperanza a Francia, donde en la primera vuelta de las primarias socialistas los militantes han dado la victoria a Benoît Hamon y han derrotado a Manuel Valls. Diríamos, simplificando mucho, que Hamon representa el ala izquierda de la nueva ola, que se apoya en la cuestión social y la ecología, con la renta básica de 750 euros como banderín de enganche, en la frontera con nuestro Podemos, para entendernos, mientras Valls se presenta como la baza del realismo.
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Hamon es el ministro de Hollande que dejó de serlo voluntariamente por desacuerdo con sus políticas. Es, por tanto, símbolo redondo de oposición a lo institucional, la credencial perfecta ante las militancias decepcionadas. Ese es el paralelismo que esperanza Sánchez.
Lo más probable es que Hamon gane también la segunda vuelta del próximo domingo, pues le va a apoyar el tercero en discordia, Montebourg, otro ex ministro fugitivo de Hollande, autor de una frase brillante aunque no siempre cierta: “Las primarias son armas de construcción masiva”. Las fueron, sí, en Italia, cuando Renzi obtuvo la victoria. No sé si en Francia, ¿pero lo serán para el PSOE? La verdad es que a cuatro meses vista cuesta creerlo. Sus primarias se ven más como purga que como reconstituyente. Un mal trago, un campo minado a atravesar, un trance en el que están depositados más miedos que ilusiones.
Iñaki Gabilondo: 'Pedro Sánchez mira a Francia'
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