Vulgaridades
Enamorarse en enero es una vulgaridad. Enamorarse a estas alturas es una vulgaridad.
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Historias a media mañana con Espido Freire (17/01/2017) - Vulgaridades
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Madrid
Enamorarse en enero es una vulgaridad. Enamorarse a estas alturas es una vulgaridad. Enamorarse así es una vulgaridad. En fin, por suerte no me ha preocupado nunca demasiado ser vulgar.
Porque cierto, no hay nada de elevado en volverse loca por alguien de esta manera; todo se vuelve piel, y carne, y flujos, y diminutivos de una cursilería patética, y obcenidades que negaré haber dicho. Te vuelve del revés, y te llena el estómago y te vacía de todo peso y es al mismo tiempo una carga y un alivio, un estremecimiento de piel al borde del dolor, un inicio de décimas de fiebre.
No hay nada espiritual en ello; y a mi edad se nos dice que el cuerpo solo existe para sufrir enfermedades, y se permite hablar de verrugas, y de estreñimiento, y de operaciones, pero no del deseo arrollador, o de las caricias delirantes, o de las noches sin dormir porque preferimos charlar en susurros, o mirarnos hasta que nos aprendamos.
Y qué dirán los hijos, y qué dirán los nietos… esos mismos que me exigen que no me meta en su vida, con mi afilada nariz de viuda sin nada mejor que hacer. Que miren en su cama y recuerden qué significaba enamorarse cuando me lo tenían que ocultar a mí, porque yo no lo aprobaría, y qué rica salsa era eso para darle sabor al amor. Que no esperen que yo obedezca cuando jamás ellos me han obedecido. Y que acepten, si pueden, esta vulgaridad de la abuela, que acaba de descubrir de nuevo el mundo.