Trillo se fue por el barranquillo
Trillo no se ha ido por Cospedal, ni tan siquiera por Rajoy, que le defendió de forma obscena. Se ha ido, simplemente, diez minutos antes de que le echara la oposición
El Ojo Izquierdo: 'Trillo se fue por el barranquillo'
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Madrid
Pues no, no es verdad. Lo diga el ministro Dastis o el sursuncorda. Federico Trillo-Figueroa y Martínez-Conde no se ha ido de la embajada londinense “a petición propia”. Es mentira. Se va, y por la puerta falsa, porque le han echado.
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Confiado en la omertá mafiosa de sus iguales, con el ministro de Justicia en lugar destacado de la carrera, ha creído que todavía le quedaban plumas para su acostumbrado anadeo de pavo real. Ha medido mal y no se ha dado cuenta de que ahora, vaya usted a saber por qué, Rajoy tiene más mimos para Cospedal que para el ya defenestrado embajador.
De poco han servido las maniobras de ese periódico cavernario, acostumbrado a convertir una partida de ajedrez en una pringosa pelea en el barro. El informe del Consejo de Estado era mortal y alguien –mejor el que ya no sirve- tenía que cargar con el mochuelo. La ministra de Defensa ha hecho de la necesidad virtud, y con un vistoso juego de manos, pretende aparecer como la ministra honesta y eficiente. Así lo intentará en el Pleno del lunes, mantilla y peineta de por medio, pero no va a colar.
Trillo no se ha ido por ella, ni tan siquiera por Rajoy, que le defendió de forma obscena. Se ha ido, simplemente, diez minutos antes de que le echara la oposición.
Por indigno.
