Una palabra tuya bastará para sonarme

Madrid

La Fundación del Español Urgente (Fundéu) busca la palabra de 2016, algo tan difícil como decidir la noticia del año, señalar al gran amigo de tu vida o decidir si quieres más a papá o a mamá. De momento ha escogido un ramillete de 12, una selección muy interesante porque es paradigma de cómo el verbo se va haciendo carne. En la lista se cruzan términos políticos como pupulismo o sorpaso; intentos de castellanizar anglicismos, como youtubero o ningufoneo: palabras que beben del piedrahitismo, como abstenciocracia; términos populares muy reconocibles, como vendehúmos o cuñadismo, experimentos de difícil pronunciación y extrañísima grafía, como LGTBfobia, y palabros que manejamos como si la los trajéramos de serie aunque de verdad, de verdad, acabamos de descubrir, como posverdad.

La reacción ante esta familia de palabras puede ir desde el “cómo hemos podido vivir si ellas” hasta el “qué necesidad tenemos”. Unas nos podrán parecer hermosas y otras un auténtico engendro. Unas las usaremos y otras ni bajo tortura. Pero eso no nos debe preocupar porque seremos nosotros, la comunidad hablante, los que determinemos su supervivencia o su entierro. Esto es sólo un juego. Y jugar con las palabras nunca es jugar con fuego.