Vil linchamiento

Madrid

El portavoz parlamentario del PP hace un maravilloso juicio de valor. Rita Barberá fue objeto de un escrutinio bastante familiar en un político. El propio Rafael Hernando lo está siendo por sus declaraciones. Pedro Sánchez lo fue, Susana Díaz, Guillermo Zapata, Rita Maestre, Manuela Carmena. Antonio Hernando… Y por supuesto, muchos políticos del PP. Tengo la impresión de que ese falso concepto “vilmente linchado” tiene que ver con los medios que uno escucha, con los cortes que uno elige, con las intervenciones de los políticos que uno selecciona.

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Ha pedido, por ejemplo, “que su muerte sirva para algo”. Se reclama un examen de conciencia. Me pregunto quién debe hacerlo y en base a qué baremos de crueldad. Si de lo que se trata es de absolver mediáticamente actividades sospechosas que tengan repercusión judicial, hay trabajo para largo. Si de lo que se trata es de establecer una protección higiénica a quienes no han sido todavía condenados en firme, que se explique porque sí son condenados en firme tienen derecho a lo que Hernando llama “vil linchamiento”. ¿A partir de qué cantidad de dinero por la que te están juzgando eres inmortal?

Quizás lo más llamativo es el uso de la palabra “hienas” en boca de un portavoz parlamentario. Lo llamativo es que eso en Hernando sea lo normal. Que se considere que la soledad que impuso el PP a Barberá, y su expulsión del partido, haya sido una obra de caridad sólo cabe interpretarlo como recurso crematístico. Un giro de guion a la altura del Henry James de ‘Los muertos’ o Amenábar en ‘Los otros’. Como el cura aquel que antes de morir dijo a su pueblo que “todo era mentira”.