La vida sigue. Y los corruptos, también
Dejemos en paz a la fallecida Barberá, pero no soltemos la presión sobre los corruptos, y son muchos, que todavía siguen por aquellas tierras esperando el juicio y, en su caso, la correspondiente condena
El ojo izquierdo: 'La vida sigue. Y los corruptos, también'
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Madrid
Sabido es que la causa contra Rita Barberá ha muerto con ella. Así lo ordena el artículo 130 del vigente Código Penal y así tendrá que ser. Pero entre las muchas derivadas que pueden extraerse del fallecimiento de la exalcaldesa valenciana, y ayer ya hablamos de unas cuantas, está el de la obligación, moral y política, de impedir que prospere la intención del PP de lavar con tanto detergente como desvergüenza, la gigantesca corrupción de ese partido en la Comunidad Valenciana.
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Dejemos en paz a la fallecida Barberá, pero no soltemos la presión sobre los corruptos, y son muchos, que todavía siguen por aquellas tierras esperando el juicio y, en su caso, la correspondiente condena.
En el caso Taula, por ejemplo, el último de la larga lista de Gürteles, Noos y otros nombres exóticos, y el único que alcanzó judicialmente a Barberá, hay implicados casi medio centenar de políticos. Este caso es una macrocausa de corrupción que desnuda el cobro sistemático de comisiones a cambio de adjudicaciones en todos los ámbitos de aquella Comunidad, desde la Diputación al Ayuntamiento valencianos hasta ramificaciones en Castellón y Alicante.
Quedará extinguida la responsabilidad de la fallecida, pero que nadie pretenda aprovechar el desgraciado hecho biológico inevitable para limpiar a delincuentes. Conste, pues, que es obligación de la justicia, pero también de políticos y periodistas honestos, seguir denunciando la corrupción.