Lo que mide el PIB

Madrid

Siempre se ha dicho que Europa no reacciona hasta que no le ve las orejas al lobo. Bueno, pues el lobo ya está aquí. Trump asumirá la presidencia de los Estados Unidos el 20 de enero y no sólo anuncia una agenda peligrosamente excluyente en lo social, sino un vuelco que puede cambiar la faz de la economía global. Si Trump altera las reglas del comercio internacional, puede ser la puntilla para una zona euro liderada por un exportador como Alemania y con una economía estancada. El temor al impacto económico y el miedo al contagio populista ¿hacen suficientemente grandes las orejas del lobo para Berlín?

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No está claro, pero sí lo está para la Comisión Europea, que empieza a emitir señales claras de cambio de rumbo. No hubo multa para España por incumplir el déficit, ni se congelarán los fondos estructurales ni aquí ni en Portugal. Y todo responsable de Bruselas al que le ponen un micrófono por delante repite la palabra inversión. El último, el comisario de economía Pierre Moscovici.

Aquí en España, hoy la SER avanza que el Gobierno pretende recortar 3.000 millones el techo de gasto en los presupuestos del año que viene. Y que Ciudadanos ya le ha dicho que no. Un recorte de 3.000 millones, y eso que Rajoy cree que en la próxima primavera España habrá alcanzado los niveles de riqueza anteriores a la crisis. Dice que se seguirá creando empleo, pero sigue sin mencionar la cuestión central: qué empleos y con qué salarios. Hoy sabemos que los sindicatos le van a pedir a la patronal una subida salarial para el año próximo de entre el 1,8% y el 3%.

¿Qué opina el Gobierno? ¿Y qué opina de que cinco millones de españoles no puedan calentar su casa este invierno? ¿Y de la muerte de Rosa en Reus? Que se incremente el PIB es bueno, claro, cómo no, pero no es un objetivo en sí mismo. Ya lo decía en los años 60 un estadounidense bien distinto a Trump, Bob Kennedy en aquella cita histórica de 1968: "El PIB no mide ni nuestro ingenio, ni nuestra valentía, ni nuestra sabiduría, ni nuestros conocimientos, ni nuestra compasión, ni nuestra devoción a la patria. Mide todo, menos lo que hace que la vida merezca la pena". ¿Cómo está midiendo el gobierno Rajoy todo esto?