Tiempos de tinieblas
Señalemos también a algunos políticos, como los republicanos, comidos desde hace tiempo por la irracionalidad del fanatismo ideológico y religioso del Tea Party. Obsesionados por acabar con los demócratas, han parido al monstruo
Madrid
Llegó la sorprendente tragedia, medio Estados Unidos llora y el mundo, aterrorizado, aguanta la respiración. La victoria de Trump no es solo el triunfo de una ideología reaccionaria hasta la caricatura, semifascista, sino sobre todo es la entronización de la ignorancia y la barbarie en la presidencia del país más poderoso del mundo.
No es momento de llamarse a engaño sobre algunas cuestiones. Entre ellas, y no son las menores, que Trump ha soltado mil barbaridades por minuto, contra los mexicanos, las mujeres o los musulmanes. Pero también ha apoyado la tortura como un valioso método o ha propuesto que Arabia Saudí, y otros países aliados de Estados Unidos, como Corea del Sur o Japón tengan sus propias armas nucleares.
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Cadena SER
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No hay por qué dudar de que Trump cumplirá sus promesas, una vez que ha comprobado que 50 millones de estadounidenses aplauden sus salvajes propuestas, tanto como para llevarle hasta la Casa Blanca. Decíamos ayer que de esta situación hay responsables directos, entre ellos quienes laminaron, desde las políticas neoliberales más inhumanas, a la clase media. Pero señalemos también a algunos políticos, como los republicanos, comidos desde hace tiempo por la irracionalidad del fanatismo ideológico y religioso del Tea Party. Obsesionados por acabar con los demócratas, han parido al monstruo. Caiga sobre todos ellos el dolor de una humanidad que tendrá que sufrir sus desmanes