La cuenta atrás americana
Que alguien como Trump tenga posibilidades de convertirse en presidente de Estados Unidos es quizás la señal más aguda del desprestigio de la política y la quiebra de la confianza en las instituciones
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Pepa Bueno: 'La cuenta atrás americana'
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Madrid
Comienza la semana de las elecciones en Estados Unidos y de aquí al miércoles prácticamente todo será la cuenta atrás para otra votación de infarto. Estamos en racha de sobresaltos cada que vez que se abren las urnas. Primero fue el Brexit, luego el referéndum en Colombia, ahí están el ascenso de la ultraderecha en Holanda y en Austria, o la amenaza de Le Pen en Francia o Alternativa por Alemania. Cada una responde a realidades nacionales muy diferentes pero tienen en común esa especie de puñetazo ciego en el tablero sin pensar en las consecuencias.
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Pepa Bueno
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Pepa Bueno
Que alguien como Trump tenga posibilidades de convertirse en presidente de Estados Unidos es quizás la señal más aguda del desprestigio de la política y la quiebra de la confianza en las instituciones. Que siga teniendo posibilidades aún es demérito también de Clinton y sobre todo de lo que ella representa: una forma de hacer política muy parecida al despotismo ilustrado, inobjetable en sus valores y principios y absolutamente distante de la vida real. Tan distante, que un millonario estrafalario y demagogo puede conectar con el descontento de millones de electores. Si el miércoles gana la xenofobia en Estados Unidos alimentará esta peligrosísima tendencia en Europa con elecciones en Francia y Alemania el año que viene y sobre todo en un momento de la historia con unos 65 millones de personas moviéndose en todo el mundo como emigrantes, refugiados o desplazados.
No adelantaremos acontecimientos. El miércoles a esta hora les estaremos contando si un candidato misógino, racista, que presume de no pagar impuestos, defiende el nacionalismo más reaccionario, niega el cambio climático, desprecia los compromisos y desconoce los mecanismos de la Administración se hace con las riendas de la todavía primera potencia del mundo o no. Crucemos los dedos.