Marianismo
Rajoy consigue quizás no satisfacer del todo a nadie de los suyos pero no enfadar del todo tampoco a ninguno. Reparte juego entre todas las familias del PP y del gobierno
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Madrid
No está en el ADN de Rajoy. Continuismo puro y duro. Ya lo dijo él: “Uno es lo que es, para bien o para mal. En la vida siempre intenta uno mejorar, no tiene sentido no hacerlo. Pero lo que no se puede ser es lo que no se es”.
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Pepa Bueno
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Pepa Bueno
Tanto, que después de pregonar durante diez meses que era urgente tener gobierno, no tuvo a bien explicárselo a los españoles. Lo anunció mediante comunicado.
Salen tres ministros que estaban en todas las quinielas: Fernández Díaz, achicharrado por tantas cosas; salen García Margallo y Morenés. Y entran seis nombres nuevos, sin grandes sorpresas.
Y conserva el núcleo duro de su gobierno desde el 2011, al que se incorpora el andaluz Juan Ignacio Zoido, en Interior. Rajoy consigue quizás no satisfacer del todo a nadie de los suyos pero no enfadar del todo tampoco a ninguno. Reparte juego entre todas las familias del PP y del gobierno.
Mantiene una única vicepresidenta, Sáenz de Santamaría, que deja de ser portavoz pero conserva el CNI y asume la cartera clave de Administración Territorial, la que lidia con las comunidades autónomas y la que asume el reto catalán. Pero mete a Cospedal con un premio de consolación, Defensa. Aunque le permite seguir siendo secretaria general del partido.
Y continuidad pura y dura en economía. Así que hay que temerse la lógica de los recortes de su primera legislatura y esa indiferencia sobre que de nada sirve que crezca la económica si no crece la calidad del empleo y de vida de los españoles. Le da nuevas competencias a De Guindos pero mantiene a Montoro en Hacienda.
Y no, no es un gobierno paritario, ya saben. Hay ocho ministros y solo cinco ministras. Seguimos sin un Ministerio de Cultura. Y quizás la única novedad verdadera sea el talante del nuevo portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, una cara amable y flexible para dar las noticias del gobierno. ¿Es este el gobierno que puede afrontar los grandes retos después de diez meses de parálisis? Es el gobierno de Rajoy. ¿Queríamos marianismo? Pues tenemos marianismo.