Mudanza
Ha amontonado la última caja, y todo lo que se ve en el salón y en el recibidor son montones de cartón, bolsas y maletas
Madrid
Al fin y al cabo, son 29 años -piensa-, ya era hora.
Pero aún así no se atreve a enfrentarse a la mirada dolida, horrorizada, de su madre. ¿Cómo va a sobrevivir sin ella? -le gritan esos ojos castaños-¿Cómo?
Ha amontonado la última caja, y todo lo que se ve en el salón y en el recibidor son montones de cartón, bolsas y maletas. Su madre se horrorizaría al pensar en el desorden, el polvo, los ácaros… pero con toda la amabilidad de la que es capaz, la ha mandado a su casa hace horas, y ha cerrado con firmeza la puerta detrás de la acongojada mujer. Busca su ordenador en mitad del caos y pone música. Al menos, la cama está ya montada y bastará tender dos sábanas para hacerla acogedora. Mañana ya se encargará del resto, y los otros días. No hay prisa.
Es su primera casa. Durante años ha ahorrado, ha visitado docenas de ellas, ha luchado contra la inercia de sus amigos, que han aguardado a una pareja, o a la ayuda de los padres para obtener lo que posee ahora. Es su casa. Con sus paredes amarillas y sus puertas blancas, su cocina nueva y su bañera recién cambiada. Con los calcetines que no tardarán en acumularse en el suelo, su orden y su desorden. Ahora sí, ahora puede decir Me voy a casay sentir que está diciendo la verdad.