Esquina
No pudo evitarlo: dobló la esquina y se la encontró de frente
Madrid
No pudo evitarlo: dobló la esquina y se la encontró de frente. Amagó un gesto de llevarse la mano al pantalón y sacar el móvil, pero no le dio tiempo. Ella tampoco se lo esperaba. Su expresión cambió de una manera tan drástica que, a su pesar, Xabi se sintió primero sorprendido, dolido después, furioso una décima de segundo más tarde. Intentó pasar de largo, pero ella se detuvo a su lado.
- Xabi.
-Hombre, qué tal.
Se habían dicho tantas cosas horribles cuando se vieron la última vez, había sido tan duro el corte que se impusieron, que aún ahora, seis años más tarde, sentía que se le abría una herida fresca y que manaba sangre. La miró de arriba a abajo: estaba guapa, un poco más delgada, con unos vaqueros de jovencita.
La quería, la quería muchísimo, pero la odiaba aún más. O eso creía. Ella sonrió, aún más nerviosa que él. Se mordisqueaba los labios. Ese gesto no había cambiado.
- Cuánto tiempo...
- Sí.
- Te veo bien.
- Tirando.
La quería, sí. Con lo tranquilo que estaba. Por qué justo ese día, por esa calle, quién le mandaría.
-Oye... Mamá te echa de menos. Ven un día a verla, tomamos un café todos. Está mayor, quiere ver a todos sus hijos juntos otra vez. Aunque no sea más que por ella. Luego nosotros ya veremos si podemos arreglar nuestras cosas o no. ¿Quieres?