Los autómatas
La historia de los autómatas no es solo el periplo de la mecánica o la ingeniería, también es la historia del anhelo humano de imitar a Dios y como tal, es una historia que se repite en infinidad de culturas, las cuales han construido seres que, aunque mecánicos, gozaron de cierta autonomía. Maquinarias que han entusiasmado al hombre avivando su ingenio desde la más remota antigüedad
Madrid
Los resultados de estos empeños han pasado a la historia con magníficos ejemplos como los diseñados por Herón allá por la Alejandría del siglo I, los cuales quedaron reflejados en el tratado que escribió al respecto y en el que se advierten visos de lo que hoy llamaríamos máquina de vapor, pero mucho antes en Egipto, China, o Japón también encontramos artilugios semejantes como animales artificiales que parecen tener vida o estatuas cuyas capacidades rozaban lo mágico. Recordemos como mecanismos ciertamente antiguos como la máquina de Antiquitera, se han tenido por inexplicables hasta hace no muchos años.
SER Historia: Los autómatas (18/09/2016)
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Sin embargo el uso de la tecnología para realizar androides (autómatas con forma humana) lo vemos florecer en la Edad Media con ejemplos como los creados por el genial Al-Jazarí quien en el siglo XIII sorprendió a todo oriente próximo con humanoides que hacían tareas domésticas e incluso otros de formas tan sorprendentes como las de un elefante o un dragón.
Se ha hablado incluso de la existencia de autómatas músicos que lógicamente avivaron la imaginación de los espectadores quienes a lo largo de la historia fabularon sobre las capacidades de estos abuelos de nuestros actuales robots.
El ejemplo de estas exageraciones lo vemos en las cabezas parlantes (presentes incluso en el Quijote) que pese haberse podido basar en algún objeto mecánico pronto se asociaron al mundo de la magia siendo prácticamente oráculos que eclipsaron con lo fabuloso su tecnología real.
También en la Edad Media se dejó atrás la clepsidra como objeto para medir el tiempo en favor del reloj mecánico que, repitiendo de manera constante sus movimientos, sirvió de impulso para los autómatas quienes se han visto asociados al reloj hasta tiempos recientes. Baste recordar las figuras móviles de los carillones más famosos de Europa.
La evolución de los autómatas ha sido imparable, con célebres inventores como Leonardo Da Vinci al que se le atribuyen dos autómatas (uno con forma de soldado y otro de un sorprendente león diseñado en la corte de Francisco I de Francia) o en la España de ese siglo XVI el famoso ingeniero Juanelo Turriano, padre del Hombre de Palo de Toledo y de unos menos conocidos pajarillos que por un sistema hidráulico canturreaban en los jardines de Aranjuez.
En el siglo XVIII el avance de las ciencias afectó, como era de imaginar, al mundo de los autómatas que se desarrollaron enormemente siempre al calor de la relojería con androides fascinantes como, los escritores y músicos del alemán Friedrich von Knauss o los autómatas creados por el suizo Pierre Jaquet-Droz entre cuyas capacidades se encontraba la de escribir y dibujar e incluso interpretar al piano 2.500 piezas musicales
Las artes, la astronomía, o el puro espectáculo son parte de las infinitas disciplinas en las que se han aplicado los autómatas y es que como bien ha demostrado vertiente actual, la robótica, el devenir de los autómatas es casi reflejo a la nuestra propia historia, pues son seres que evolucionan gracias al ingenio y que siempre plantan una duda eterna ¿qué sucederá con su alma?