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EL OJO IZQUIERDO

Rato o el caso del todopoderoso menguante

Aquel vicepresidente económico de Aznar que todo lo podía, con un poderoso dedo –cual varita de Harry Potter- para nombrar amigos y expulsar a enemigos

EL OJO IZQUIERDO: 'Rato o el caso del todopoderoso menguante'

EL OJO IZQUIERDO: 'Rato o el caso del todopoderoso menguante'

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Madrid

Hoy sabremos cómo queda repartida definitivamente la Mesa del Congreso y quizá solo quizá, se atisbe entre sus pliegues si hay alguna posibilidad de acuerdos para la formación de Gobierno. Un día de espera, pues. Mientras, podemos entretenernos en la situación extraordinaria, fantástica, inverosímil, fuera de toda lógica y sentido común, en la que vemos inmerso a Rodrigo Rato.

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Aquel vicepresidente económico de Aznar que todo lo podía, con un poderoso dedo –cual varita de Harry Potter- para nombrar amigos y expulsar a enemigos; el mismo míster Rato que ocupó durante tres años, de 2004 a 2007 la presidencia, ni más ni menos, que del Fondo Monetario Internacional, una de las instituciones más poderosas del mundo; aquel Rodrigo Rato que volvió ocupando sillones variados en empresas de distinto pelaje con sueldos astronómicos y que finalmente, porque así lo quiso, se hizo presidente de la enorme Bankia, heredera de la un día opulenta Caja Madrid, con una de las salidas a Bolsa más mentirosa en muchos años.

¿Cómo es posible que alguien como Rodrigo Rato y Figaredo, de familia bien, estudiante en Berkeley, sastre a medida, con la cartera de lujosa piel a rebosar, la tarjeta de visita llena de cargos y más cargos, haya logrado que se le pueda acusar de corrupción, blanqueo y fraude a la Hacienda Pública?, y aún no hemos acabado.

¿Alguien tiene alguna explicación?

 
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