¡Qué complicada es la relación con un robot!
¿Está la robótica tan avanzada como nos muestra el cine?
Madrid
Los robots están en el centro del aumento exponencial del poder de los ordenadores, que ha sido duplicado ya 27 veces desde la aparición del primer transistor. El audio expone algunos ejemplos prácticos de lo que significa esta duplicación de poder aproximadamente cada 18 meses. Para el cine el significado está muy claro desde que María, el androide de Metrópolis, se paseó por las pantallas del cine mudo: robots con apariencia e inteligencia humanas.
Un titular del New York Times en 2009 decía: «A los científicos les preocupa que las máquinas puedan sobrepasar en inteligencia al hombre». Resumía uno de los temas de la reunión de los mayores expertos mundiales en inteligencia artificial (IA) en la Conferencia de Asilomar, en California, para debatir solemnemente sobre lo que sucederá cuando las máquinas tomen el poder. Aquel mismo verano, las películas que causaban furor en las pantallas de los cines parecían amplificar esta imagen. En Terminator: la salvación, una banda de humanos lucha contra unos gigantes mecánicos que han invadido la Tierra. En Los sustitutos algunos humanos prefieren vivir como robots bellos, perfectos e inmortales, antes que enfrentarse a la decadencia y el envejecimiento de sus cuerpos.
Ante la pregunta de cuándo llegarían las máquinas a ser tan inteligentes como nosotros, los científicos reunidos dieron una variedad sorprendente de respuestas que oscilaban entre 20 y 1000 años. Ambas cifras son claramente exageradas, pero el desacuerdo se centra más en cuando que en si habrá o no robots humanoides, que hagan mucho más que los dos robot-camareros que atienden en el barco más grande del mundo que visitamos en el último capítulo.
Aunque los medios anunciaron a bombo y platillo algunas de las predicciones más sensacionalistas de la Conferencia de Asilomar, los científicos que día a día investigan la IA fueron mayoritariamente mucho más reservados y cautos. A ese grupo pertenecen nuestros dos invitados, Manuel Ferre y Ricardo Sanz, dos ingenieros que instruyen a los cuatro mil jóvenes de la Escuela Superior de Ingenieros Industriales de la Politécnica de Madrid en sus dos especialidades: Robótica e Inteligencia Artificial. Ricardo nos sugiere visitar esta web.
En esa escuela están Doris y Urbano, dos robots, a los que "humaniza" Paqui Ramos conversando con ellos, y que se emplean para despertar el interés por esta rama de la ciencia.
Multitud de divulgadores estudian el cambio acelerado que se está produciendo. Desde mucho antes de que los luditas, aquellos artesanos textiles ingleses del XIX protestaran por la introducción de máquinas durante la Revolución Industrial, la tecnología ha sustituido empleos viejos por otros, pero necesitaba mucho más tiempo para hacerlo del que necesita hoy. La editorial Paidós acaba de traducir y publicar El auge de los robots, de Martin Ford, un analista social desde su condición de empresario de éxito en el corazón de Silycom Valley. En la obra se ofrecen suficientes hechos y previsiones documentadas para recomendar su lectura a toda clase de público.
Watson, ganando a dos humanos especialistas en el "Saber y ganar" más popular de los Estados Unidos; o La orquesta sinfónica de Londres interpretando la composición de la inteligencia artificial malagueña Iamus, un grupo de algoritmos que crean música; son solo dos ejemplos de aproximación entre máquinas y humanos. Lo más parecido a nosotros sigue siendo el robot ASIMO, que, con su aspecto de adolescente con casco, esconde más de veinte años de actualizaciones para aproximarlo al aspecto humano en la firma japonesa HONDA. El divulgador Nichio Kaku, heredero en los medios anglosajones de Carl Sagan, cuenta en su reciente obra La física del futuro, lo que puede esperarse de su inteligencia. "Al principio se tiene la sensación de que ASIMO es inteligente, capaz de responder a las órdenes de los seres humanos, de mantener una conversación y de caminar por una habitación. Pero la realidad es muy diferente. Mientras interactuaba con ASIMO frente a la cámara de televisión, lo que de verdad sucedía era que todos sus movimientos, todos los matices de su actuación estaban escritos detalladamente en un programa. De hecho, nos llevó unas tres horas filmar una simple escena de cinco minutos con ASIMO. Aun así, para manejar a ASIMO, fue necesario todo un equipo de personas que reprogramaban trabajosamente al robot mediante sus ordenadores portátiles después de cada escena que filmábamos. Aunque ASIMO se vuelve más sofisticado cada año que pasa, es incapaz de tener un pensamiento propio. Toda palabra, todo gesto, todo paso ha de ser minuciosamente ensayado por sus entrenadores.
Posteriormente tuve una conversación sincera con uno de los inventores de ASIMO, y este admitió que el robot, a pesar de su notable parecido con los humanos en cuanto a movimientos y actuaciones, tenía la inteligencia de un insecto". Ese insecto podría duplicar su inteligencia en dos años; en diez años podrá ser treinta veces más inteligente; 120 veces más unos tres años después....
MIÉNTEME CINE (09-07-16): ROBÓTICA
21:28
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles