Aquella guerra de Irak y las mentiras de Aznar
"Lejos de esconderse del mundanal ruido y rumiar sus muchas culpas en silencio, los susodichos todavía se atreven a lucir palmito"
El Ojo Izquierdo: 'Aquella guerra de Irak y las mentiras de Aznar'
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Madrid
Echemos la vista atrás, hasta el 16 de marzo de 2003, para recordar aquella imagen de la ignominia que todos guardamos en nuestro cerebro y corazón: la famosa foto de las Azores, con Bush, Blair y Aznar —Durão Barroso actuaba de camarero gentil— tan contentos por iniciar una de las guerras más sucias y sórdidas —y todas lo son— que ha tenido, además, consecuencias terribles que todavía vivimos trece años después.
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Los británicos le dijeron ayer, no solo a Blair, que aquella invasión fue una catástrofe y un gigantesco atropello. Basada en la desvergonzada mentira de las armas químicas, la actuación de aquellos grandes hombres ha causado —y causa— centenares de miles de víctimas en la zona, por supuesto, pero también en las calles de Madrid, Londres, París o Bruselas.
Lejos de esconderse del mundanal ruido y rumiar sus muchas culpas en silencio, los susodichos todavía se atreven a lucir palmito y ahí tenemos al inefable Aznar dándonos lecciones de decencia cada vez que habla. ¿Usted?, podríamos preguntarle, ¿cuándo no solo contribuyó a aquel fatal engaño con su desparpajo habitual, sino que además, un año después, volvió a mentir a todos los españoles a raíz del terrible atentado del 11-M en las estaciones madrileñas? Fuera del espacio público, fuera de nuestras vidas, deberíamos gritarle a José María Aznar cada vez que se atreve a mostrarse en público.