Europa ante el espejo

Madrid

Ojalá se trate sólo un brote aislado, de una reacción en caliente... Pero hoy estamos obligados a recordar el famosos refrán de los polvos y los lodos. No ha pasado ni una semana desde la victoria del Brexit y ya tenemos episodios xenófobos en Reino Unido, el más serio contra la comunidad polaca en un municipio apenas a una hora de Londres, aunque parece que no el único. Si alguien tenía dudas sobre qué sentimientos latían tras la victoria del “sí”, ahí tiene uno clarísimo: odio al extranjero, rechazo al inmigrante; hoy pueden ser los polacos, y mañana vaya usted a saber. Desde luego es un momento crucial, justo a esta hora se encuentra reunido el Consejo Europeo en Bruselas, y no sé lo que saldrá de ahí pero sí creo que no es momento para medias tintas; porque más allá de la crisis económica, de los retos de seguridad, de la burocracia excesiva, de los déficits democráticos que arrastra…. Creo que el gran dilema de la Unión Europea ahora mismo es elegir entre la integración o la intolerancia.

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Podemos seguir siendo un territorio de acogida o ir cerrando las puertas. Y ahora mismo, yo creo que por desgracia, parece que va ganando esta segunda opción; no sólo por el auge de los partidos xenófobos en Francia, Austria, Hungría o Alemania, entre otros, sino porque una mayoría de británicos lo han dejado muy claro en referéndum. Y porque Bruselas ya ha limitado en la práctica la libre circulación de personas al subarrendar a Turquía el control de los refugiados. Nos consuela que al mismo tiempo haya barcos de ONG’s y voluntarios de todo tipo empeñados en ayudar, en echar una mano….pero eso tampoco nos garantiza que Europa conserve íntegras sus esencias como tierra de derechos y libertades. Resumiendo: que es la hora de la verdad. Si algo bueno ha tenido el Brexit es ponernos ante el espejo para ver qué imagen proyectamos. Y me temo que si no corregimos un día nos acabaremos dando asco.