Las dos vidas de Rajoy

Madrid

Yo tengo la teoría de las dos vidas. Una en la que todo ocurre tal y como sucede y otra en la que ocurriría. Por ejemplo, debajo de nosotros transcurre una vida en la que Zinedine Zidane envía a las nubes su volea de Glasgow. El Madrid pierde la final de la Copa de Europa y todos los acontecimientos que se suceden forman parte de una vida que no ocurre ante nuestros ojos

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Entre esas vidas hay también vidas políticas. Consecuencias de acciones que no se tomaron.

La no-vida más popular en este caso es la que se está produciendo mientras el Partido Popular cumple a rajatabla sus promesas electorales de 2011. A mí sólo me han dejado asomarme un momento y vi una manifestación a favor de la familia tradicional. ¿Tú has visto alguna vez una familia tradicional?

Tradicional ninguna. Porque lo que no es tradición es plagio. Y de este modo se llega a un fenómeno que se produce raras veces y sólo durante los Gobiernos de Rajoy a lo largo del último siglo: cuando dos realidades se encuentran en el mismo plano. Es como observar el cometa Halley.

De repente tenemos al presidente del Gobierno diciendo que va a bajar los impuestos y al presidente del Gobierno anunciando nuevos recortes. Distintos receptores del mensaje, distintos mensajes y un mismo emisor. Por un lado promesas electorales y por el otro una carta dirigida a Bruselas en la que se desmienten esas promesas; dos vidas que de repente colisionan a la vista de todo el mundo. Y antes de que se produzca el choque entre la realidad en la que al Gobierno le gustaría vivir y la realidad que el Gobierno vive, se produce algo peor: las explicaciones.

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Montoro ha estado muy bien. Ha tirado de lo mejor de la neolengua para decir que Rajoy no dice en la carta lo que todo el mundo piensa. Ha dicho, en lenguaje diplomático, que lo que pasa es que no entendemos a Rajoy. Y ha dado a entender que si lo entendiésemos sería peor.